martes, 2 de febrero de 2016

31/01/2016. LA QUINTA. BRASERÍA

Se nota que a Alberto y a Gonzalo las cosas les marchan viento en popa y a toda vela. La verdad es que se lo curran de lo lindo, bien currado, y los frutos que están recogiendo tienen muchas horas de sudores y de trabajo sobre sus espaldas.

Los dos forman un tándem cojonudo. Alberto es el perfecto anfitrión, siempre la sonrisa en los labios y una palabra amable; te recibe con los brazos abiertos y si mínimamente eres un asiduo entonces es que te pega un cariñoso abrazo que hace que te sientas como en casa. Mientras habla contigo y te busca mesa o te acomoda en la barra despliega una febril actividad, atento al menor detalle, controlando todo lo que ocurre a su alrededor, presto a subsanar el menor de los errores.

Gonzalo reina en los fogones dirigiendo con maestría su no tan pequeña y engranada orquesta de cocineros y cuando sale de sus dominios para saludarte lo hace  de una forma distendida y cordial. A mí me encanta hablar con el de micología y a veces tengo la osadía de comentarle la última receta que se me ha ocurrido cocinar con níscalos, boletus o amanitas y él hace como que me escucha muy interesado y comenta algo y yo pienso “joder , a lo mejor el próximo día que venga me encuentro mi receta de níscalos escabechados con sardinitas en la carta”, por supuesto no me hace ni caso, pero yo me lo creo feliz.


Y la estatua de Perejil entre los dos establecimientos
Una vez ambos han consolidado su maravilloso Catalina (todo el año entre los diez primeros restaurantes de Sevilla en la guía Tripdavisor) han tomado ola como buenos surferos y se han embarcado en una nueva aventura: LA QUINTA. BRASERÍA en la misma plaza Padre Jerónimo de Córdoba, teléfono 954 600 016 a apenas unas docenas de pasos de su antiguo establecimiento.


Setas de temporada en la vitrina de Catalina

Unos de los salones de La Quinta
Igual pero totalmente distinto, dos conceptos divergentes para presentar sus obras culinarias.

Catalina es moderno en su concepción, en sus mesas y taburetes, en la decoración, con ese gran expositor repleto de setas, dulces y caprichos varios que te recibe a puerta gayola nada más entrar. Ágil y rápido, con un servicio eléctrico, donde los productos se consumen en pequeñas dosis o en raciones a discreción del cliente que es el que siempre manda. Tiene alma de gastrobar.

La Quinta es otra cosa, empezando por el sitio, un caserón señorial de esquina con unas preciosas rejas, un amplio recibidor y su escalera de mármol al fondo que te llevan a los altísimos  salones de la planta primera, un precioso y fresco patio. Todo meticulosamente estudiado para que te sientas el señor de la casa. Aquí el concepto tapa prácticamente ha desaparecido y la carta, muy amplia, adopta un tono más clásico: entrantes, pescados, verduras, carnes….. Todo tiene un aire más relajado, pausado, como en los grandes restaurantes tradicionales, con un servicio presto y profesional, que está pero que no se le nota, como debe ser.


El Patio

Otra vez el patio

Las viandas, como en Catalina, innegociables, de primera categoría y con una oferta un poco distinta y donde juega un papel fundamental el enorme horno de leña que tiene el establecimiento y que se nota en sus carnes y verduras al carbón.


El horno
Aunque a nosotros lo que nos gusta es picotear, probar muchas y variadas viandas en pequeñas porciones, no nos hemos podido resistir a la idea de venir y pegarnos una vueltecita por este sitio.

Una cerveza para abrir boca (2,10 €), que el día se lo merece y el tiempo acompaña y con ella nos han puesto un aperitivo obsequio de la casa consistente en tres rebanadas de pan tostado impregnado de pulpa de tomate, aceitunas y un cuenco de parmesano en lasca.

Durante la comida hemos tomado un tinto de D.O Bierzo llamado Brezo, 18 €, elaborado con uva mencía y garnacha tintorera.

Hemos pedido tres platos y dejado que la chica que nos estaba atendiendo nos lo pusiera en el orden que ella estimara oportuno:

1.- Pulpo a la brasa sobre brandada de bacalao 11,50 €
Al pulpo le pega como anillo al dedo la brandada de bacalao y más si esta, como era el caso, está muy suave y cremosa.  El tentáculo del pulpo hermoso y de buen tamaño y el único pero es que a la parte de mayor grosor del mismo le faltaba un mínimo punto de cocción para llegar a ese punto mágico en el que el pulpo se deshace en la boca con solo presionarlo. De sabor impecable




2.- Tartar de solomillo de buey con chips de yuca 12,50 €
La primera sensación que tuve al probar el tartar fue que estaba un punto soso y apunto estuve de pedir un poco de sal Maldón para espolvorearlo. Eva me convenció de no hacerlo puesto que a ella le pareció perfecto y acertó plenamente, al segundo bocado tenía la boca inundado de sabores, al tercero ni te cuento.



Había en la carta dos tartares de solomillo, el que pedimos y otro que en lugar de chips de yuca venía con huevo frito, unos vecinos de mesa lo pidieron y la verdad es que tenía mejor presentación con su yema en lo alto y coronado por unos huevos de algún tipo de pez.

3.- Arroz meloso de carrillada ibérica con alcachofas 14,50 €
Con el arroz iba a tiro hecho, era apostar a caballo ganador, en navidades estuve comiendo aquí con mis compañeros de fatiga y prácticamente casi todos de los cuarenta que vinimos lo pedimos. ¡Línea y Bingo! Tanto me gusta que lo he incorporado a mi recetario particular, a ver si algún día de estos, cuando lo coja con la guardia baja, le saco a Gonzalo alguno de sus secretillos.



Últimamente mi señora está de antojo con los postres y hemos pedido uno. Para pedirlo le dijimos a la chica que nos trajera la carta pero en lugar de ello se presentó con una preciosa y alargada caja de cuero en cuyo interior lucen toda la oferta de postre y nos desglosó las características y composición de cada uno de ellos. Eva se decantó por un Diplomático  5,50 €  que era un mousse de chocolate con plátano y nueces.
La caja de los postres

El postre

Para acabar el ágape y como siempre nos pusieron un pequeñito mini-gin-tonic, lo que se ha convertido en enseña de la casa.

Para acabar dos cosillas que me parecen importantes, por lo menos para mí lo son:

1.- Los precios me parecen un punto carillos; los platos un par de euros por encima (sobre todo el arroz) y el vino bastante más teniendo en cuenta su precio en mercado.

2.- De nuevo (y por desgracia se está convirtiendo en costumbre generalizada en todos los establecimientos) me percato de que en la cuenta aparece un cargo en concepto de pan de 1,25 por cabeza y sencillamente eso es algo que me pone de los nervios.

La cuenta final fue 34 euros por cabeza y dos clientes ahítos y satisfechos, la pena es no haber podido probar otras cosillas de las muchas que oferta la carta. Otra vez será amigo mío.

Por cierto, durante todos los sábados del mes de febrero tienen una oferta para probar los famosos calcots a la brasa, supongo que algún día me pasaré a catarlos.








7 comentarios:

  1. Ya echaba de menos sus comentarios - los mejores, sin duda- y me extrañaba que siendo tan entusiasta del Catalina no hubiera ido al local gemelo La Quinta y lo sometiera al escrutinio de su paladar y albricias, eleva a los cielos de mi ranking preferido de gastrobares a La Quinta. Asi que no me queda mas que felicitarlo, y que aqui tiene a un devoto lector suyo.

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    1. Gracias José Joaquín por la confianza que me tienes, con lectores como usted uno se siente gratificado. Ya había estado antes en La Quinta y disfrutado del nuevo establecimiento de Gonzalo y Alberto. Un saludo

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  2. Lo del pan es algo de juzgado de guardia. Yo estoy por crear una liga anticobro del pan o algo así. Lo de los vinos es otra de nuestras cruzadas. No entiendo ese sobreprecio por algo que sólo tienen que descorchar. Y para qué hablar del precio por copa, de los 3 euros 3,50 no hay quien los baje. Nosotros que subimos mucho al norte, echamos de menos los precios de los vinos allí, aunque en algunos sitios también empiezan a columpiarse. Por lo demás, una entrada fantástica y con una fotografía estupenda. Noto mejoría, ¿nuevo juguete o nuevo enfoque?
    Saludos

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    1. Crea la liga y me apunto al instante. La siguiente vez seré más bélico cuando me den la cuenta y llamaré al gerente para que me explique en que lugar de la carta pone lo de cobrar el pan. Ya veo que el norte a vosotros os tira tela, pura envidia. Efectivamente me han regalado un móvil, aunque no es un modelo a la última a mí me da el avío. Un abrazo.

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    2. y porque te van a regalar el pan, ¿¿se lo regalan al hostelero??? y el vino que entiendes por sobrecosto y solo hacen descorchar la botella, ese es el típico comentario de los listillos de este mundillo que lo saben todo
      móntate un restaurante y ya veras que precio le ponías tu...

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    3. Está usted un pelín mosqueadillo, tranquilícese usted. No me considero un listillo y ojalá un día pudiese montar un restuarante. Gracias por tomarse la molestia de dedicarme un minuto de su vida

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  3. Pero yo me puedo anticipar y decirles que no quiero pan no?

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