Se nota que a Alberto y a Gonzalo
las cosas les marchan viento en popa y a toda vela. La verdad es que se lo
curran de lo lindo, bien currado, y los frutos que están recogiendo tienen
muchas horas de sudores y de trabajo sobre sus espaldas.
Los dos forman un tándem cojonudo. Alberto es el perfecto anfitrión, siempre la sonrisa en los labios y
una palabra amable; te recibe con los brazos abiertos y si mínimamente eres un
asiduo entonces es que te pega un cariñoso abrazo que hace que te sientas como
en casa. Mientras habla contigo y te busca mesa o te acomoda en la barra
despliega una febril actividad, atento al menor detalle, controlando todo lo
que ocurre a su alrededor, presto a subsanar el menor de los errores.
Gonzalo reina en los fogones
dirigiendo con maestría su no tan pequeña y engranada orquesta de cocineros y
cuando sale de sus dominios para saludarte lo hace de una forma distendida y cordial. A mí me
encanta hablar con el de micología y a veces tengo la osadía de comentarle la
última receta que se me ha ocurrido cocinar con níscalos, boletus o amanitas y
él hace como que me escucha muy interesado y comenta algo y yo pienso “joder , a lo mejor el próximo día que venga
me encuentro mi receta de níscalos escabechados con sardinitas en la carta”, por
supuesto no me hace ni caso, pero yo me lo creo feliz.
Una vez ambos han consolidado su
maravilloso Catalina (todo el año entre los diez primeros restaurantes de
Sevilla en la guía Tripdavisor) han tomado ola como buenos surferos y se han
embarcado en una nueva aventura: LA QUINTA. BRASERÍA en la misma plaza Padre
Jerónimo de Córdoba, teléfono 954 600 016 a apenas unas docenas de pasos de su
antiguo establecimiento.
Y la estatua de Perejil entre los dos establecimientos |
Setas de temporada en la vitrina de Catalina |
Unos de los salones de La Quinta |
Catalina es moderno en su
concepción, en sus mesas y taburetes, en la decoración, con ese gran expositor
repleto de setas, dulces y caprichos varios que te recibe a puerta gayola nada
más entrar. Ágil y rápido, con un servicio eléctrico, donde los
productos se consumen en pequeñas dosis o en raciones a discreción del cliente
que es el que siempre manda. Tiene alma de gastrobar.
La Quinta es otra cosa, empezando
por el sitio, un caserón señorial de esquina con unas preciosas rejas, un amplio
recibidor y su escalera de mármol al fondo que te llevan a los altísimos salones de la planta primera, un precioso y
fresco patio. Todo meticulosamente estudiado para que te sientas el señor de la
casa. Aquí el concepto tapa prácticamente ha desaparecido y la carta, muy
amplia, adopta un tono más clásico: entrantes, pescados, verduras, carnes…..
Todo tiene un aire más relajado, pausado, como en los grandes restaurantes
tradicionales, con un servicio presto y profesional, que está pero que no se le
nota, como debe ser.
Las viandas, como en Catalina,
innegociables, de primera categoría y con una oferta un poco distinta y donde
juega un papel fundamental el enorme horno de leña que tiene el establecimiento
y que se nota en sus carnes y verduras al carbón.
Aunque a nosotros lo que nos
gusta es picotear, probar muchas y variadas viandas en pequeñas porciones, no
nos hemos podido resistir a la idea de venir y pegarnos una vueltecita por este
sitio.
El Patio |
Otra vez el patio |
El horno |
Una cerveza para abrir boca (2,10 €), que el día se lo merece y el
tiempo acompaña y con ella nos han puesto un aperitivo obsequio de la casa
consistente en tres rebanadas de pan tostado impregnado de pulpa de tomate,
aceitunas y un cuenco de parmesano en lasca.
Durante la comida hemos tomado un
tinto de D.O Bierzo llamado Brezo, 18 €,
elaborado con uva mencía y garnacha tintorera.
Hemos pedido tres platos y dejado
que la chica que nos estaba atendiendo nos lo pusiera en el orden que ella
estimara oportuno:
1.- Pulpo a la brasa sobre brandada de bacalao 11,50 €
Al pulpo le pega como anillo al
dedo la brandada de bacalao y más si esta, como era el caso, está muy suave y
cremosa. El tentáculo del pulpo hermoso
y de buen tamaño y el único pero es que a la parte de mayor grosor del mismo le
faltaba un mínimo punto de cocción para llegar a ese punto mágico en el que el
pulpo se deshace en la boca con solo presionarlo. De sabor impecable
2.- Tartar de solomillo de buey con chips de yuca 12,50 €
La primera sensación que tuve al
probar el tartar fue que estaba un punto soso y apunto estuve de pedir un poco
de sal Maldón para espolvorearlo. Eva me convenció de no hacerlo puesto que a
ella le pareció perfecto y acertó plenamente, al segundo bocado tenía la boca
inundado de sabores, al tercero ni te cuento.
Había en la carta dos tartares de
solomillo, el que pedimos y otro que en lugar de chips de yuca venía con huevo
frito, unos vecinos de mesa lo pidieron y la verdad es que tenía mejor
presentación con su yema en lo alto y coronado por unos huevos de algún tipo de
pez.
3.- Arroz meloso de carrillada ibérica con alcachofas 14,50 €
Con el arroz iba a tiro hecho,
era apostar a caballo ganador, en navidades estuve comiendo aquí con mis
compañeros de fatiga y prácticamente casi todos de los cuarenta que vinimos lo
pedimos. ¡Línea y Bingo! Tanto me gusta que lo he incorporado a mi recetario
particular, a ver si algún día de estos, cuando lo coja con la guardia baja, le
saco a Gonzalo alguno de sus secretillos.
Últimamente mi señora está de
antojo con los postres y hemos pedido uno. Para pedirlo le dijimos a la chica
que nos trajera la carta pero en lugar de ello se presentó con una preciosa y
alargada caja de cuero en cuyo interior lucen toda la oferta de postre y nos
desglosó las características y composición de cada uno de ellos. Eva se decantó
por un Diplomático 5,50 €
que era un mousse de chocolate con plátano y nueces.
Para acabar el ágape y como
siempre nos pusieron un pequeñito mini-gin-tonic, lo que se ha convertido en
enseña de la casa.
La caja de los postres |
El postre |
Para acabar dos cosillas que me
parecen importantes, por lo menos para mí lo son:
1.- Los precios me parecen un
punto carillos; los platos un par de euros por encima (sobre todo el arroz) y
el vino bastante más teniendo en cuenta su precio en mercado.
2.- De nuevo (y por desgracia se
está convirtiendo en costumbre generalizada en todos los establecimientos) me
percato de que en la cuenta aparece un cargo en concepto de pan de 1,25 por
cabeza y sencillamente eso es algo que me pone de los nervios.
La cuenta final fue 34 euros por cabeza y dos clientes
ahítos y satisfechos, la pena es no haber podido probar otras cosillas de las
muchas que oferta la carta. Otra vez será amigo mío.
Por cierto, durante todos los sábados del mes
de febrero tienen una oferta para probar los famosos calcots a la brasa,
supongo que algún día me pasaré a catarlos.
Ya echaba de menos sus comentarios - los mejores, sin duda- y me extrañaba que siendo tan entusiasta del Catalina no hubiera ido al local gemelo La Quinta y lo sometiera al escrutinio de su paladar y albricias, eleva a los cielos de mi ranking preferido de gastrobares a La Quinta. Asi que no me queda mas que felicitarlo, y que aqui tiene a un devoto lector suyo.
ResponderEliminarGracias José Joaquín por la confianza que me tienes, con lectores como usted uno se siente gratificado. Ya había estado antes en La Quinta y disfrutado del nuevo establecimiento de Gonzalo y Alberto. Un saludo
EliminarLo del pan es algo de juzgado de guardia. Yo estoy por crear una liga anticobro del pan o algo así. Lo de los vinos es otra de nuestras cruzadas. No entiendo ese sobreprecio por algo que sólo tienen que descorchar. Y para qué hablar del precio por copa, de los 3 euros 3,50 no hay quien los baje. Nosotros que subimos mucho al norte, echamos de menos los precios de los vinos allí, aunque en algunos sitios también empiezan a columpiarse. Por lo demás, una entrada fantástica y con una fotografía estupenda. Noto mejoría, ¿nuevo juguete o nuevo enfoque?
ResponderEliminarSaludos
Crea la liga y me apunto al instante. La siguiente vez seré más bélico cuando me den la cuenta y llamaré al gerente para que me explique en que lugar de la carta pone lo de cobrar el pan. Ya veo que el norte a vosotros os tira tela, pura envidia. Efectivamente me han regalado un móvil, aunque no es un modelo a la última a mí me da el avío. Un abrazo.
Eliminary porque te van a regalar el pan, ¿¿se lo regalan al hostelero??? y el vino que entiendes por sobrecosto y solo hacen descorchar la botella, ese es el típico comentario de los listillos de este mundillo que lo saben todo
Eliminarmóntate un restaurante y ya veras que precio le ponías tu...
Está usted un pelín mosqueadillo, tranquilícese usted. No me considero un listillo y ojalá un día pudiese montar un restuarante. Gracias por tomarse la molestia de dedicarme un minuto de su vida
EliminarPero yo me puedo anticipar y decirles que no quiero pan no?
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