03/06/2012. TABERNA PANDURO

Casi un mes sin hacer una nueva entrada y por fin hoy rompo esta dinámica.

Yo no sé que es lo que le pasa al común de los mortales en esta Sevilla de Mayo florido y caluroso, pero a mi me da una pereza de muerte salir a tapear por las mañanas con estas calurinas de muerte; prefiero quedarme fresquito en casita, preparar alguna pijotada culinaria mientras me tomo un buen Ribera, charlando con la parienta y luego, tranquilitamente, zampármela mientras me chupo un buen partido de tenis. Por la tarde es otra cosa, ya cuando el lorenzo se larga y la calor se atempera te entra como un gusanillo por el cuerpo que no te deja tranquilo hasta que no estás sentaito en una terracita con una cruzcampo en la mano y sorbiendo caracoles como si te fuera la vida en ello. ¿Tú te has dado cuenta de que cuando comes caracoles se para el mundo? Es meterte el primer molusco gasterópodo en la boca y se despierta en ti un instinto asesino competitivo al máximo; en el mismo tiempo que Fermín  Cacho tardó en ganar los 1500 metros en las olimpiadas de Barcelona (3 minutos 40 segundos 12 décimas) te has ventilado tu tapa de caracoles y, en un descuido, le has quitado a tu mujer un par de caracoles de la suya, acabas y te sale un !uf! que resuena en toda la terraza para acto seguido pegarle un buen buche a la cerveza. 

A lo que iba, que hoy, celebrando que por fin mi hija ha concluido su año escolar en Irlanda, nos hemos puesto manos a la obra y hemos decidido hacer una incursión gastronómica cuyo destino final ha sido una nueva taberna inaugurada en Semana Santa y de la que tenía ciertamente muy buenas referencias.

Mi hija

Panduro es su nombre, Taberna Panduro para ser más exacto como me dejo muy claro el jefe de sala y relaciones públicas Pepe Alzugaray, y está en la calle Doña María Coronel nº 18. Es un local pequeñito y coqueto, con una decoración austera, donde se alternan taburetes altos y mesas bajas, y todo presidido por una hermosa barra, al fondo la cocina. En los fogones dos lumbreras salidas, como otros muchos, de la pródiga escuela de Hostelería de la Taberna del Alabardero.

Para empezar 2 cervecitas (1 €) y una cocacola zero (1,30 €) para Rocío, por cierto la cerveza es Alhambra, pero estaba realmente buena.

Primera andanada de tapitas:

Gambones con gazpacho de tomates asados (3,20 €)

Caballa marinada con ajoblanco y granizado de Blody Mary (3,20)

Pez espada con cítricos (3,60 €)

El gambón flotando en el gazpachito

El gazpacho de sabor muy intenso (con textura de gazpacho, no de salmorejo) liga a perfección con el solitario gambón, los trocitos de jamón y los cebollinos picados.

La caballa estaba buena, pero el ajoblanco espectacular y toda la combinación en sí perfecta.

Eso rojito que flota en el ajoblanco es el blody Mary

Del pez espada no puedo opinar porque se lo engullo mi vástago en un abrir y cerrar de ojos.

Otra rondita y segunda tanda, para nosotros:

Cremoso verde de arroz (3,50 €)

Pez espada con cítricos (3,60 €)

Para la niña: Solomillo de buey a la parrilla (4,50 €)

La pinta del medallón de buey buenisima

Del solomillo solo puedo decir que era un trozo prácticamente cuadrado de un grosor envidiable y apenas sellado con escamas de sal Maldon cubriéndolo, por como lo cortaba Rocío deduzco que estaba tiernísimo y por su cara y comentarios que estaba cojonudo. El acompañamiento de patatas y setas sí que lo probé y estaba efectivamente cojonudo.

El pez espada son dos buenos trozos a la plancha, presentados sobre una gruesa loncha de patata cocida recubierta por un pin pisto cortado en taquitos minúsculos y coronado con cebolleta roja. Sin duda una de las tapas estrellas del establecimiento.

Los dos buenos tacos de pez espada

El cremoso de arroz verde adquiere su color por la crema de guisantes y espinacas que sirven de ligazón al arroz al dente aromatizado con  aceite de cilantro y perejil y un salteado de setas (esto lo he leído en un articulo de un periódico). Para mi gusto el único pero es que el arroz estaba un pelín duro.

El queso rayado lo aparté con mucho cuidado y para mi señora.

Eva se cambia al vino y, solícito, Pepe le aconseja un vino granaino, con fuerte carácter y consistente en boca, de nombre Almaraes (2,50 €), crianza del 2001, hecho con uva merlot, tempranillo, cabernet-sauvignon y Syraht. Yo,impertérrito sigo con la cerveza.

Última andanada de tapas. Mi hija ya se ha rendido.

Fideuá negra con alioli (3,20 €)

Codorniz con pisto (3,60)

La fideuá esplendida, con un sabor a tinta de calamar profundo, equiparable al incomparable arroz negro de Las Dalias.

El color negro azabache vibraba

Para mí el descubrimiento del día fueron las codornices y en eso coincido con Pepe Alzugaray, para él y para mi la mejor tapa de la taberna. Una pasada. La codorniz (mazas y pechuga) perfectamente hechas a la plancha, el pisto cortado a ratatouille y guisado con una reducción hecha a base de las casquerías de las codornices y vino tino y todo con un toque sutil de soja, suculento. Un sobresaliente.

Sencillamente me encantó el plato

En conjunto nos ha parecido una apuesta segura, bien el establecimiento, muy bien el servicio, excelente relación calidad precio, todo muy bueno, en definitiva volveré y desde luego muy recomendable

En total las 6 cervezas, dos copas de vinos, la cocacola y las ocho racioncitas 40,70 €. Además fueron muy generosos con el pan y las aceitunas y no nos cobraron, como ahora está muy de moda, por el concepto cubiertos.

Por cierto para rematar la comida nos pasamos por Rayas y nos metimos entre pecho y espada una tarrinita de helado para combatir el calor, mi señora de yogurt, rocío de chocolate con trocitos y yo un combinado exótico de brevas y de coco.

No se puede dejar de ir el cuerpo

PUNTUACIÓN DEL ESTABLECIMIENTO: 7,50

Gracias por leerme

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