lunes, 6 de febrero de 2017

05/02/2017. PETIT CORNET

Parece mentira que después de 44 años viviendo en Sevilla no hubiese visitado nunca los Reales Alcázares. Me harto de hacer visitas por todas las ciudades que pateo y aquí, en mi casa, tengo una auténtica joya y no la conocía. Imperdonable. Ayer domingo subsané esa negligencia y durante una hora y cuarto paseé embelesado y enganchado a las explicaciones del guía por patios, jardines y maravillosas estancias, de asombro en asombro. Por supuesto me queda mucho Alcázar por ver y por volver a recrearme en lo ya visto, pero bueno el primer paso ya está dado.




Por cierto, cuanto asiático por todos lados. Yo no los distingo, no sé si estoy delante de un chino, de un japonés, coreano u otro que se me escapa, pero pululan como alúas después de las primeras lluvias.


Después de la visita cultural y para reponer fuerzas toca comer y para ello hoy hemos reservado en Petit Cornet en la calle 2 de Mayo, nº 30  teléfono 954 22 95 95, establecimiento hermano menor de Petit Comité y aledaño con él. Ambos comparten cocina y carta, con la diferencia de que en Petit Cornet todo es más informal y se pueden pedir algunos platos por tapas, que vienen a ser como medias raciones, tipo gastrobar. Previamente hemos reservado ya que el local es pequeño y está siempre lleno.

La carta no es muy extensa, tampoco escueta y la de vinos está cortada por el mismo patrón. En esta última es reseñable que hay mucha oferta de vinos andaluces y casi todos los de la carta se pueden tomar por copas sin tener que comprar la botella.

Para hacer boca nos hemos tomado una cerveza 1,50 €, servida en la típica maceta y, una vez calmada la sed, hemos pedido para comer una botella de Overo Crianza 19 €, tinto andaluz de la bodega González Palacios sita en Lebrija, gran bodega de vinos generosos que nos sorprende con este tinto de uvas syrah 40% y tempranillo 60% con 11 meses en barrica. De color rubí profundo, con ribetes frambuesas De aroma intenso destacando las frutas rojas y la ciruela madura. Suave toque especiado y a vainilla. En boca es equilibrado y amplio con taninos sedosos Fiel a su aroma destaca también las frutas rojas maduras y compotas de melocotón y ciruela. Esto lo he copiado de la cata de vino que aparece en la página de la empresa, yo a esas sutilezas no llego ni de coña, me quedo en un “me gusta, regularcín o no me gusta”. Este me gustó.

Después de mirar y remirar la carta, consensuamos y pedimos por este orden:

PRUEBA DE CROQUETAS CASERAS 2,90 €
Tres croquetas de un buen tamaño, cada una de ellas de un sabor distinto. Una era con queso parmesano y esa no la caté; las otras dos muy buenas. Acompañamiento de hojas de rúcula, nueces y frutos secos.



ALCACHOFAS ENTERAS MARINADAS EN HIERBABUENA “SERMACO”  7,50 €
Nos hemos vueltos unos enamorados de las alcachofas desde que nos pegamos un viaje por Cartagena y descubrimos todo su potencial. De bote, grandes y muy bien aliñadas. El fondo de hierbabuena no se lo notamos, pero tampoco hacía falta. Las lascas de jamón sobre la que descansaban las alcachofas de categoría.


PULPO CON PARMENTIER TRUFADO Y YEMA DE HUEVO 5,50 €
Esto fue para mí lo mejor del ágape. Nos encantó. Imprescindible.



BACALAO CON ALI OLI DE HIERBABUENA GRATINADO 8,20 €
El lomo del bacalao de un grosor espectacular. El bacalao se sirve sobre una capa de cuscus y con un caldo de pescado. Para Eva fue lo mejor de todo lo que probamos. Sin llegar al bacalao gratinado de Casa Paco, pero sin desmerecerlo. Otro imprescindible.


TATAKI DE BUEY 8,40 €
Otro buen plato, el buey de calidad y con un sabor profundo y complejo.



En conjunto muy satisfactorio, el local muy agradable, con una decoración bastante original, moderna y ecléctica, el suelo tradicional precioso. El servicio bastante eficiente, en ningún momento atosigante y la cadencia con la que nos sirvieron los platos fue la justa. En ningún momento se juntaron dos platos en la mesa, por cierto la mesa para dos es un poco pequeña, pero aceptable.Nos atendió una chica cubana muy resultona y harto competente. Nos pusieron pan y picos y volvimos a pedir. Durante la comida nos cambiaron por tres veces el plato y los cubiertos. Al final nos invitaron, previa sugerencia mía, a un chupito de licor de hierbas que nos pusieron en una copa de coñac.



Repetiré.

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