Yo por una pechuga de pollo no
corro, de hecho es la parte del tan cacareado y noble animal que menos me
gusta, la que me parece más insípida; a mí me gusta la carne pegada al hueso,
los muslos, contramuslos, alitas y sobre todo la carne del pescuezo (sí, sí, la
del pescuezo, que aunque escasa es riquísima). A pesar de mis gustos no puedo
por menos que reconocer que la pechuga es la reina de las carnes polleriles y
tiene su cierta lógica al ser la más profusa del animal, con la que mejor y más
cómodo se puede trabajar y si a esto añadimos que su contenido en grasa es
cortito pues acaba y vámonos, vamos que es la reina de las dietas.
Viene esto a cuento porque mi
hija es una auténtica forofa de la pechuga, por si ella fuera comería día sí y
otro casi casi también filetito de pollo a la plancha con su aliñito de perejil
y ajo muy picadito ó con un suave toque de sal y pimiento negra recién molida ó
embadurnado en salsa barbacoa ó aliñado como si fuese un pincho moruno ó………..;
que le da igual cómo se lo pongan que ella más feliz que un guarro en un charco
de barro.
El sobre de curry que he uilizado |
Pero sin hay una preparación que literalmente hace que los ojos se le pongan como chiribitas y que, nada más entrar por la puerta de casa después de su jornada matutina de trabajo en la universidad con más hambre que los actuales osos polares a causa del deshielo ártico, se le dilaten las papilas olfativas y salga flechada y levitando para la cocina en pos de ese inconfundible aroma como Carpanta detrás de sus imaginarios pollos al horno mientras susurra en pleno éxtasis “uhhhhh, pollo al curry, uhhhhhhh”
Y, por supuesto, yo encantado con
darle el gusto a mi niña, faltaría más.
La receta es extremadamente
sencilla y (emulando al guasón de Iturriaga cuando analiza la dificultad de un
plato en su famoso blog culinario El Comidista) su ejecución es apta para personas con la
habilidad necesaria para abrir una lata de cerveza, es decir yo mismo.
2 pechugas de pollo, 1 cebolla, curry,
agua de coco, sal, pimienta y aceite de oliva
Comprado en Mercadona |
Lo primero primerito antes de
ponerse a hacer nada y pringarse las manos (metafóricamente hablando) es
prepararte un copazo de un buen vino para acompañar como merece la labor a
emprender, darle un largo sorbo y trasegarlo parsimoniosamente mientras se te
ponen los vellos de punta y la papilas de la lengua se corren de gusto y
entonces sí, entonces manos a la obra.
Cortamos las pechugas en trozos
más o menos del mismo formato al gusto del consumidor, yo los hago grandecitos,
como del tamaño de una castaña pilonga. Salpimentamos y amorosamente los
depositaremos en una cazuela que tendremos ya puesta al fuego y preparada con
su aceitito ya casi caliente. Sofreímos someramente, lo justo para que se doren
por todos lados (esto está listo en tres o cuatro minutos) y los sacamos del
líquido elemento y reservamos en un bol (lease plato hondo).
En ese mismo aceite ponemos la
cebolla muy muy picadita a fuego lento y le damos todo el tiempo del mundo para
que se poche con toda tranquilidad (este es el momento oportuno de volver y
hacerle otra visita a esa copa que desde hace un rato nos mira con ojos de
abandono desde un rincón alejado de la encimera).
Ahora que la cebolla está
perfectamente pochada, prácticamente transparente y casi desecha, volvemos a
incorporar los trozos de pechuga y todo el jugo que hayan soltado, le añadimos
dos o tres cucharadas soperas de curry y removemos todo bien para que se
amalgamen los sabores. Acto seguido y sin solución de continuidad mojamos todo
con el agua de coco y dejamos que durante quince minutos la mezcla burbujee a
gustito, hasta que tengamos el grosor cremoso deseado en la salsa, que nunca
debe quedar acuosa.
Picando la cebolla |
Aunque suene a topicazo culinario
servir acompañado de un buen arroz cocido de grano largo y la presentación al
gusto del artista, incluida con hojita de perejil como un Arguiñano cualquiera.
Bon appetit
Tus deseos son ordenes. Comentario borrado pero no sabes cuanto te echo de menos
ResponderEliminarNo me da tiempo ni a cocinar de la locura que me ha entrado! Me estoy alimentando de escribir. No veas qué rico! Mil gracias. También por la rapidez.
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