lunes, 26 de octubre de 2015

25/10/2015. LUMBRERAS TAPAS


Aunque no soy un ferviente defensor de la cacareada y polémica restructuración urbanística de La Alameda de Hércules (más bien, y siendo suave, diría que milito en el bando opuesto) no puedo dejar de reconocer que se ha convertido en un peculiar espacio escénico de esta mariana y a la vez iconoclástica ciudad. 

Imagen de la antigua Alameda
Un espacio con demasiadas baldosas en el suelo y poco árbol donde cobijarse del tórrido solazo que durante nueve  meses al año nos sacude de lo lindo por estos lares; pero, a fin de cuentas, un espacio con un evidente apego ciudadano, un ramalazo cultural y alternativo, lugar de destino y reunión de una fauna urbana con una idiosincrasia un tanto peculiar, siempre abarrotado de niños pequeños jugando bajo la atenta mirada de expectantes y jóvenes  madres, del corretear jadeante y escandaloso de perros de toda raza, de una pléyade de peatones paseantes o lánguidamente descansando mientras se toman una cervecita o el café de turno en una de las múltiples terrazas al tiempo que charlan con los colegas de turno mientras sienten en la piel los últimos rayos de este sol otoñal.


¡Quién te ha visto y quién te ve, morena! Que poderío pasar de tus casposas putas de hace cuatro días, anatema consentido cuando las luces declinaban, a albergar una espléndida y refinada oferta culinaria que, poco a poco, se ha adueñado de gran parte de tus soportales.



Pues sí, La Alameda y sus aledaños se han convertido en una de las zonas más dinámica de tapeo de esta nuestra vieja y siempre lozana Serva la Bari. Multitud de terrazas, bares, restaurantes, cervecerías, colmaos y todo tipo de negocios donde la priva sea su esencia pululan por plazas, calles y callejones y, como no podía ser de otra manera, el que escribe estas líneas ha sido agraciado con su hospitalidad en muchos de ellos y en no pocas ocasiones. Así, a vuela pluma, me vienen a la memoria un buen número de ellos y algunas de las memorables delicatesen que en ellos he degustado:


La innovadora, para la época, carbón de bacalao sobre alioli del Antojo

La comida fusión japo-venezolana del Nikkei Bar


Esos premiados huevo sobre bizcocho, boletos y vino dulce del Eslava




Bueno, y si ya te quieres estirar un poco más te das un garbeo por los fantásticos restaurante D´Mercao o Con Tenedor

Todo esto en un radio de ochocientos metros mal contados; muchas, muchas y buenas tapas degustadas, paladeadas con deleite, engullidas y disfrutadas. Muchos ratos de charla delante de un buen copazo de vino con las papilas gustativas delirando de placer. En fin que os voy a contar que ustedes ya no sepáis.

Pues hoy, domingo 25, y por expresa recomendación de un compañero de trabajo,  amante del arte con mayúscula y del buen yantar, también con mayuscula, por nombre D. Enrique Bendala Azcárate, he visitado Lumbreras Tapas, sito en calle Santa Clara nº 65  teléfono 637 10 46 89.

El sitio es pequeñito, apenas cuatro o cinco mesas bajas y otros tantos taburetes, pero muy coqueto y apañao. Luminoso y pulcro, presto para pasar orden de revista en cualquier momento y con una aceptable carta donde se combinan bien los entrantes, las carnes, los pescados y las sugerencias y algo que me resultó muy útil, esa misma carta la podemos ver de una forma exhaustiva en su página web por lo que cuando yo llegué ya tenía una idea bastante clara de que me iba a encontrar y que pedir.

Tampoco anda mal de vinos.
Para beber pedimos dos cervezas 1,30 € servidas en vasos anchos y grandes y posteriormente pedimos una botella de vino Picos de Cabariezo 18 € de uva mencía, un cosecha criado en robre de Tierra de Liébana.

Comenzamos con::

Papas arrugás con mojo rojo 2,80 € y Tosta de sardinas marinadas con tomate Concasse 2,10 € la unidad.

Ambas muy, pero que muy bien presentadas. Las papas se parecen a las Papas a la brava de La Bodeguita, que para mí son las mejores de la capital, estas no las desmerecen en absoluto y desde luego le pegan veinte vueltas en cuanto a presentación.


La sardina marinada es diferente de todas las que he tomado hasta ahora, con un brillante y marrón laqueado que la recubre y un sabor ligeramente oriental. Cojonuda. Un único pero, no sé el trabajo que tiene confeccionarlas, pero 2,10 € la unidad me parece carillo. Obviamente tuvimos que pedir una para cada uno.


Seguimos con Croquetas de gambas al ajillo con alioli de oloroso 3,50 €. De nuevo muy bien presentadas y sin un pero que ponerles.


Alcachofas naturales de Tudela en tempura con foie, tofee y crema de piquillos 4,50 €. Plato que podría haber sido redondo (la combinación de sabores muy lograda y sin que se matara el sabor de la alcachofa) si la alcachofa no hubiese estado demasiado sosa. Siento no tener foto de esta tapa pero cuando hemos buscado en la galería del movil no aparece por ningún lado. Misterio.

Cuando pedimos el siguiente plato a mi mujer se le acabó la batería del móvil y tuvimos que hacer las últimas fotos con el mío, que data de la época de la toma de Granada y hace unas fotos acorde con su arqueológica edad.

Arroz cremoso de mariscos 5,50 €. Con su  cigalita coronándolo, sus langostinos buceando entre los granos de arroz y un sabor poderoso y penetrante. Super-recomendable.

Nótese la pésima calidad de la foto. ¡Un desastre de móvil!

Para acabar la faena pedimos merluza de pincho sobre verduritas salteadas y aceite de vainilla, pero se les había acabado y al final nos decantamos por un fijo en nuestros gustos junto con los arroces: bacalao islandés gratinado con alioli de huevas y frita sevillana 5,50 €, que aunque no pudimos dejar de comparar con nuestro adorado Bacalao al ajo arriero confitado de Casa Paco, en justicia he de decir que este está tan buen como aquel y eso ya es mucho decir.


Entre plato y plato se acercó a la mesa a saludarnos y preocuparse por cómo iba todo Juan (creo que me dijo que se llamaba así, en caso contrario que me disculpe), el encargado que me hizo la reserva y que en esos momentos atendía detrás de la barra y que se veía que era el que manejaba el cotarro del lugar, supongo que será el responsable y dueño del establecimiento, si es así mis felicitaciones para él.

En contra de las buenas costumbres a Eva se le antojó acabar el ágape  con una tarta de queso con crema de toffee y nueces 4,50 €, pantagruélica y exquisita (la tarta de queso es la única comida que me meto gustoso y consciente en la boca llevando la palabra queso).


Al final fueron por las dos cervezas, la botella de vino y los seis platos 48 € (el postre fue invitación de la casa) lo que me parece una buena relación calidad-precio.

Conclusión: un buen sitio, con un buen servicio donde  pasar un rato agradable y, como diría mi amigo Rafael Moreno, comer cosas ricas.

Volveremos por Semana Santa, cuando, como siempre,  andemos rondando por San Lorenzo


CATA DE VINO: Picos de Cabariezo

Por D. Andrés Santamaría Santigosa.



De nuevo, el que escribe ha de comenzar diciendo que no ha tenido la ocasión de probar este vino “Picos de Carabiezo. Roble”. No obstante, sí que conozco, y en la actualidad es una de mis preferidas, la uva a partir de la cual se elabora, la mencía, aunque su presencia en este vino no es del 100%, puesto que lleva una pequeña cantidad de syrah, este hecho, seguramente cambie en algo el resultado final; puesto que se trata de una variedad, la syrah, que requiere mucho sol y temperaturas altas, mientras que el cultivo de la mencía tiene lugar predominantemente en zonas de montaña, bancales y terrazas, y en suelos minerales de pizarra (como es el caso del valle del Liébana). Algo, esto último, que aporta “mineralidad” al vino. Tal vez este pequeño “coupage” reste fuerza al resultado final. Creo que la mencía puede perder su atractivo, su frescura y los tonos florales que la hacen especial, cuando está mezclada con otras uvas. Esta uva, a mi parecer, suele dar vinos aromáticos y afrutados, de intenso color granate-violáceo, y en boca resultan minerales, sabrosos y algo grasos. Últimamente empiezan a mostrar mayores posibilidades de crianza. El vino que nos ocupa presenta doce meses en barrica de roble francés y más de cinco meses en botella. Una crianza algo prolongada para lo que suele ser habitual en la mencía.


2 comentarios:

  1. A ver si se compra usted una cámara en condiciones o le regala a su esposa un móvil decente. Bromas aparte, enhorabuena pos su entradas.

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    Respuestas
    1. Acepto regalos, si usted tiene una en buen estado ..
      Gracias por el comentario

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