domingo, 5 de abril de 2015

CAZORLA. RESTAURANTE & BISTRÓ CASA ALFONSO

Entre el Domingo de Ramos y el Jueves Santo no viene mal una escapadita a la naturaleza y eso es precisamente lo que me he planteado esta Semana Santa aprovechando que tenía unos bonos comprados por internet. 

Lugar elegido: Cazorla, a tres horas larga de Sevilla y donde nunca hasta ahora había estado.
El plan de lo más sencillito, el lunes salida tempranito de Sevilla hasta el hotel Sierra de Cazorla & Spa 4* en La Iruela, apenas a kilómetro y medio de Cazorla, dejada de maletas y nos vamos a Cazorla, paseíto por la villa, unas tapitas en la plaza de las Correderas y almuerzo concertado en Restaurante & Bistró Casa Alfonso. De vuelta al hotel unos gins  para la sobremesa y la tarde en el spa para relajar músculos. Por la noche paseíto romántico y cena en el hotel. A descansar que el día siguiente se espera complicado.

 
Casa de las bicicletas, en una calle cualquiera de Cazorla

El martes a las siete y media arriba para estar en el desayuno a las ocho en punto e ipso facto coger ruta hacía Arroyo Frío y llegar a la Torre del Vinagre que es donde comienza una de las rutas de senderismos más bonita de todo Cazorla: el nacimiento del río Borosa y la subida a la Laguna Negra. 22 km en total con un perfil en constante subida y con unas rampas al final verdaderamente complicadas, según internet y algunos amigos míos, de dificultad media. Una leche dificultad media, pero bueno ya llegaremos a eso. Luego a descansar y solazarse en el hotel Nogales de la Sierpe.

Imagen de Cazorla

Tal como teníamos planificado, el lunes a la una estábamos dándonos un garbeo por el pueblo de Cazorla y contemplando el abrupto paisaje montañoso que lo rodea y el castillo enclavado en lo alto de una roca como águila oteando el horizonte  desde su impresionante atalaya. Paseamos por sus calles y como no podía ser de otra manera acabamos en la plaza de las Correderas, en el Bar las Viñas tomándonos unas cervecitas y dejándonos aconsejar por su dueño a la hora de elegir el pincho que nos iba a poner (que maravillosa cosa esta del pincho con la bebida, a ver si en esta Sevilla de mi alma alguien suscribe esta iniciativa).

La primera nos la tomamos con un Popeye, rebana de pan tostado cubierta con un revuelto de espinacas muy aromatizadas y esponjosa, el pincho estrella del establecimiento y ganador del último concurso de tapas y, según el dueño del mismo, la envidia de todos los bares del pueblo. Deliciosa. 
 
El Popeye

La segunda cerveza con una más típica de la zona: un clásico y estupendo Rin-ran, una masa asalmorejada con patatas cocidas, bacalao, aceitunas negras y alguna que otra cosilla (os dejo la receta por si os interesa

El Rin-ran
La caña de cerveza con el pincho 1,50 €. Más barato que en el mato.
A las tres entramos en el Restaurante & Bistró Casa Alfonso (Placeta de Consuelo Mendieta, nº 2) donde previamente habíamos reservado mesa. El sitio es bastante bonito y cuidado al mínimo detalle, la carta amplia y con una buena oferta en vinos. Nada más llegar nos sorprenden con un Esférico de aceitunas y una copita de vermut casero. 
 
El esferico de aceitunas y la copita de Vermut

Despues de tomarnos la comanda y  mientras llega nuestra comida aún nos vuelven a agasajar con dos nuevas degustaciones: Helado de queso (que obviamente se comió mi mujer) y Corneto de perdiz escabechada con espuma.

El helado de queso
Los cornetes de perdiz escabechada

El menú que pedimos fue:  
Ensalada fresca de perdiz escabechada y brotes de bambú 12 €

Mar y montaña de mollejas de ternera, langostinos y espinacas frescas 13 €.
Lomo de cerdo marinado con castañas y chalotas confitadas 19 €
Raviolis rellenos de crema sobre fondo de chocolate y helado de …4,50 €
Bebida: Barbazul 14 €.



Como  comentario general de la comida decir que a nada que nos pusieron le pudimos poner un pero, una pega; todo lo contrario, los platos exquisitos y muy generosos y en especial las mollejas estaban para tocarles las palmas y bailarse un zapateao en su honor. El servicio impecable.


Después de esto acabamos el día tal como lo teníamos planeado, gins, spa, paseíto, cena y a dormir que el día siguiente prometía, ¡vaya si prometía!, 22 kilómetros por terrenos de cabras que me dejaron los gemelos como bates de béisbol. Que cabrones los de mi instituto, no que me decían que era de dificultad media, y una leche dificultad media, pero esa es otra historia que narraré en la próxima entrada.

8 comentarios:

  1. Buenos recuerdos me trae tu entrada, nosotros aparcamos en el cortijo de la Hortichuela cerca de Coto rio un hotelito separado de la carretera a unos 2 Km aproximadamente de lo mas coqueto y bonito.Con respecto a la subida al Borosa estoy contigo, de dificultad media nada, quizas tirando a mdio alta,lo que pasa que a nosotros estando casi en la parte final nos empezo a caer una tormenta de las de aqui te quiero ver y tuvimos que suspender la subida,como es natural no te digo lo que tardamos en bajar casi nada,claro llegamos abajo empapados coche y hotel.Por lo demas todo muy bonito nosotros queremos volver algun dia en 10 dias nos quedaron cosas por ver,me alegro que os lo pasarais tan bien,

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    1. Fernando la parte final es de aupa y señor mío, pa no repetir ni por asomo. De todas formas el sitio es una preciosidad y se come tela de bien. Un abrazo

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    1. Mu pero que mu chula, y cómoda de limpiar; un manguerazo y listo, bicis bien limpias. gracias por el comentario.

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  3. soy de Jaen y amante de la cocina de Jaen. el restaurante muy original, besitos

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    1. Querida Catalina lo raro sería que fueses de Jaen y no amante de su cocina. El restaurante es efectivamente muy bueno y con un servivio impecable, admas con una aceptable relación calidad-precio. Un abrazo por aceitunas, de Jaen por suspuesto.

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  4. ummm Jaén es una maravilla... estuve una semana antes, y me ha encantado. La ruta la misma, pero solo dimos un paseo por el río, ya que no estoy para muchas aventuras. Bonito sitio, bonita casa, y gran gastronomía. Besos Ricardo.

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    1. Imagino que no estás para muchos trotes y el nuestro fue un trote demasiado grande, grandisimo. La gastronomia genial y el lugar una pasada. Cuidate cariño. Besos serranos con sabor a aceituna picual.

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