Entre
el Domingo de Ramos y el Jueves Santo no viene mal una escapadita a la
naturaleza y eso es precisamente lo que me he planteado esta Semana Santa aprovechando
que tenía unos bonos comprados por internet.
Lugar
elegido: Cazorla, a tres horas larga de Sevilla y donde nunca hasta ahora había
estado.
El
plan de lo más sencillito, el lunes salida tempranito de Sevilla hasta el hotel
Sierra de Cazorla & Spa 4* en La Iruela, apenas a kilómetro y medio de Cazorla,
dejada de maletas y nos vamos a Cazorla, paseíto por la villa, unas tapitas en
la plaza de las Correderas y almuerzo concertado en Restaurante & Bistró
Casa Alfonso. De vuelta al hotel unos gins
para la sobremesa y la tarde en el spa para relajar músculos. Por la
noche paseíto romántico y cena en el hotel. A descansar que el día siguiente se
espera complicado.
Casa de las bicicletas, en una calle cualquiera de Cazorla |
El
martes a las siete y media arriba para estar en el desayuno a las ocho en punto
e ipso facto coger ruta hacía Arroyo Frío y llegar a la Torre del Vinagre que
es donde comienza una de las rutas de senderismos más bonita de todo Cazorla:
el nacimiento del río Borosa y la subida a la Laguna Negra. 22 km en total con
un perfil en constante subida y con unas rampas al final verdaderamente
complicadas, según internet y algunos amigos míos, de dificultad media. Una
leche dificultad media, pero bueno ya llegaremos a eso. Luego a descansar y
solazarse en el hotel Nogales de la Sierpe.
Tal
como teníamos planificado, el lunes a la una estábamos dándonos un garbeo por
el pueblo de Cazorla y contemplando el abrupto paisaje montañoso que lo rodea y
el castillo enclavado en lo alto de una roca como águila oteando el horizonte desde su impresionante atalaya. Paseamos por
sus calles y como no podía ser de otra manera acabamos en la plaza de las
Correderas, en el Bar las Viñas tomándonos unas cervecitas y dejándonos aconsejar
por su dueño a la hora de elegir el pincho que nos iba a poner (que maravillosa
cosa esta del pincho con la bebida, a ver si en esta Sevilla de mi alma alguien
suscribe esta iniciativa).
La
primera nos la tomamos con un Popeye, rebana de pan tostado cubierta con un
revuelto de espinacas muy aromatizadas y esponjosa, el pincho estrella del
establecimiento y ganador del último concurso de tapas y, según el dueño del
mismo, la envidia de todos los bares del pueblo. Deliciosa.
La segunda cerveza con una más típica de la zona: un clásico y estupendo Rin-ran, una masa asalmorejada con patatas cocidas, bacalao, aceitunas negras y alguna que otra cosilla (os dejo la receta por si os interesa)
El Popeye |
La segunda cerveza con una más típica de la zona: un clásico y estupendo Rin-ran, una masa asalmorejada con patatas cocidas, bacalao, aceitunas negras y alguna que otra cosilla (os dejo la receta por si os interesa)
El Rin-ran |
La
caña de cerveza con el pincho 1,50 €. Más barato que en el mato.
A
las tres entramos en el Restaurante & Bistró Casa Alfonso (Placeta de
Consuelo Mendieta, nº 2) donde previamente habíamos reservado mesa. El sitio es
bastante bonito y cuidado al mínimo detalle, la carta amplia y con una buena
oferta en vinos. Nada más llegar nos sorprenden con un Esférico de aceitunas y una copita
de vermut casero.
Despues de tomarnos la comanda y mientras llega nuestra comida aún nos vuelven a agasajar con dos nuevas degustaciones: Helado de queso (que obviamente se comió mi mujer) y Corneto de perdiz escabechada con espuma.
El esferico de aceitunas y la copita de Vermut |
Despues de tomarnos la comanda y mientras llega nuestra comida aún nos vuelven a agasajar con dos nuevas degustaciones: Helado de queso (que obviamente se comió mi mujer) y Corneto de perdiz escabechada con espuma.
El helado de queso |
El
menú que pedimos fue:
Bebida: Barbazul 14 €.
Como
comentario general de la comida decir que a nada que nos pusieron le pudimos
poner un pero, una pega; todo lo contrario, los platos exquisitos y muy generosos y en
especial las mollejas estaban para tocarles las palmas y bailarse un zapateao
en su honor. El servicio impecable.
Después
de esto acabamos el día tal como lo teníamos planeado, gins, spa, paseíto, cena
y a dormir que el día siguiente prometía, ¡vaya si prometía!, 22 kilómetros por
terrenos de cabras que me dejaron los gemelos como bates de béisbol. Que
cabrones los de mi instituto, no que me decían que era de dificultad media, y una leche dificultad media, pero esa es otra historia que
narraré en la próxima entrada.
Buenos recuerdos me trae tu entrada, nosotros aparcamos en el cortijo de la Hortichuela cerca de Coto rio un hotelito separado de la carretera a unos 2 Km aproximadamente de lo mas coqueto y bonito.Con respecto a la subida al Borosa estoy contigo, de dificultad media nada, quizas tirando a mdio alta,lo que pasa que a nosotros estando casi en la parte final nos empezo a caer una tormenta de las de aqui te quiero ver y tuvimos que suspender la subida,como es natural no te digo lo que tardamos en bajar casi nada,claro llegamos abajo empapados coche y hotel.Por lo demas todo muy bonito nosotros queremos volver algun dia en 10 dias nos quedaron cosas por ver,me alegro que os lo pasarais tan bien,
ResponderEliminarFernando la parte final es de aupa y señor mío, pa no repetir ni por asomo. De todas formas el sitio es una preciosidad y se come tela de bien. Un abrazo
EliminarUna casa muy chula
ResponderEliminarMu pero que mu chula, y cómoda de limpiar; un manguerazo y listo, bicis bien limpias. gracias por el comentario.
Eliminarsoy de Jaen y amante de la cocina de Jaen. el restaurante muy original, besitos
ResponderEliminarQuerida Catalina lo raro sería que fueses de Jaen y no amante de su cocina. El restaurante es efectivamente muy bueno y con un servivio impecable, admas con una aceptable relación calidad-precio. Un abrazo por aceitunas, de Jaen por suspuesto.
Eliminarummm Jaén es una maravilla... estuve una semana antes, y me ha encantado. La ruta la misma, pero solo dimos un paseo por el río, ya que no estoy para muchas aventuras. Bonito sitio, bonita casa, y gran gastronomía. Besos Ricardo.
ResponderEliminarImagino que no estás para muchos trotes y el nuestro fue un trote demasiado grande, grandisimo. La gastronomia genial y el lugar una pasada. Cuidate cariño. Besos serranos con sabor a aceituna picual.
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