martes, 10 de marzo de 2015

GUADALUPE. POSADA DEL RINCÓN



Guadalupe es un pequeñito, coqueto y austero pueblo extremeño que vive en torno a un monumental monasterio que cobija bajo sus piedras milenarias a la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura. La villa, chiquita y coqueta, de estrechas callejuelas porticadas cuidadas con mimo, con profusión  de arcos, fuentes, balconadas, aspidistras, pórticos y limoneros, toda ella perfectamente señalizada con precisas y didácticas indicaciones que hacen de sus calles un itinerario perfecto para un amable y ameno recorrido. Se diría que toda ella está diseñada para solaz del ocasional turista, para que este disfrute entre sus paredes y callejuelas de unas horas agradable y plácidas.

Todo el grupo en la escalinata, no se nos ve, pero tampoco os perdeis mucho.

La plaza, alma y centro del pueblo, perejil de todas las salsas guadalupeñas, destino de todas las calles, es auténticamente monumental, con la enorme mole del Real Monasterio de Santa María presidiéndolo todo ella. Parece mentira que un tan humilde lugar pueda gozar de  tan magnifico monumento; aunque, pensándolo bien, es al contrario, es el monasterio el que se ha construido aledaño un pueblo para su servicio y adoración; en todo caso, magnifica simbiosis.
 
Posando bajo un arco

 Como iba diciendo la plaza es un entorno realmente bonito, al fondo, como el telón pitado de una obra, la enorme escalinata que da acceso a la entrada principal del templo flanqueada por dos macizas y coronadas torres y en todo el perímetro restante encantadores barecitos y mesones con sus soleadas terrazas bajo pórticos centenarios. 

Una de las callejuelas, al fondo mi compadre y yo
Aquí y allá las tiendas exponen en el mismo suelo de la acera un abigarrado y conspicuo compendio de suvenires y productos típicos de la zona: pimentón de la cercana comarca de Vera, cestas de mimbre, artículos varios manufacturados con el corcho de sus dehesas, miel, su afamada morcilla picante de hierbas, charcutería, bastones y mil y una cosas más.

Ahora en una fuente

Imprescindible visitar los museos del Real Monasterio (a razón de 5 € por barba) acompañados por un guía que durante al menos 40 minutos nos deleitará con una constante cataratas de datos y un mal humor difícilmente aguantable (el que me tocó a mí estaba como para tocarle las palmas) y solazarse contemplando las variadas y ricas colecciones que atesora: ricas colecciones de ornamentadas y costosas vestiduras sacras, añejos y pesados pergaminos de cantos conventuales o la profusión de ostentosas y doradas joyas eclesiásticas, coronas, cruces, cálices…..Un atentico tesoro cultural con un incalculable valor sentimental y crematístico. En todo el recorrido, a excepción del espléndido claustro mudéjar, está prohibido hacer fotografías y el guía se toma con una severidad pasmosa y estricta la regla.

Patio del claustro
 Una vez concluida la visita y todavía dentro del recinto uno de los diez monjes franciscano que aún habitan el monasterio tiene a bien mostrar la talla de la virgen a todo aquel que esté interesado en verla; eso sí, antes de entrar en el camerino te pega una perorata de órdago y como se te ocurra cuchichear o levantar mínimamente la voz te cae un broncazo de madre y señor y señor mío, hasta el punto de que el esto escribe, harto de aguantar sus soberbia y sus imprecaciones,  lo mandó a freír espárragos (metafóricamente hablando) y se dio la vuelta prescindiendo con ello de la posibilidad de visitar a la Señora.

 
Con mis hermanas
Imperdonable no darse un garbeo por el casco urbano siguiendo la bien señalizada ruta que la oficina de turismo pone gustosa a tu disposición y que te puedes bajar cómodamente por internet, fotografiarse para la efímera inmortalidad, ahora sí, bajo arcos, semiescondido detrás de alguna columnata o bebiendo en alguna de las fuentes que ornan el recorrido. Aprovechar para tomarse un cafetito en el patio repleto de limoneros del parador (cuajados de arracimados limones) o visitar un enorme belén de más de sesenta metros cuadrados que, en perfecto orden de revista, una señora del pueblo cuida con autentico mimo y siempre está presta a enseñarlo con venerable cariño y una sonrisa en los labios a todo aquel que demande una visita.

Imagen del Belen
 Bueno, todo esto en cuanto a actividad cultural, pero es que en cuanto a solaz gastronómico la cosa no le va a la zaga. Casi toda la oferta, y es mucha, se vertebra en la plaza y en torno a ella, múltiples restaurantes con sus correspondientes terrazas tiran de ti con sugerentes ofertas y unos precios para todos los bolsillos, en casi todos hay menús económicos en torno a los 10 euros y un amplio surtido de platos representativos de la gastronomía extremeña: migas del pastor, morcilla (el plato estrella en Guadalupe), criadillas de tierra, cabrito, caldereta, cordero, etc, etc.

Esperando que nos pongan la mesa
 El caso es que, sonsacándole a unos y otros, me recomendaron la Posada del Rincón, restaurante y hotel situado en la misma plaza, con una buena terraza pero sobre todo con unos salones interiores impecables y muy pero que muy bien puestos y decorados, amén de un servicio para quitarse el sombrero. 
Eva, Dede y yo degustando el vinillo
 Pues allí nos aposentamos los ocho, primero a tomarnos unas cervecitas en la terraza y luego en un patio interior para degustar algunas cosillas. Antes de nada decir que tuvimos la enorme suerte de que nos atendiera un señor, porqué lo era, agradabilísimo y eficiente al máximo.

En pleno ágape: Lola, Nena, Jesús, yo, Dede, Eva y Esperanza. Olvido de fotógrafa
 Algunas racioncillas que probamos fueron:
Ensalada de pimientos asados con bacalao desmigado (7 €)

Le metimos manos ante de echar la foto
 Torta de la serena (13 €)

Por supuesto yo no la caté
 Ración de morcilla picante de hierbas (8 €)

A esta también le metimos mano antes de tiempo
 Revuelto de criadillas de la tierra con jamón de bellota (12 €)

Las criadillas son un tipo de trufas de poca calidad llamadas trufa de los pobres
Cochifrito (13 €)

Los trozos de cerdito adobados y frititos
Postre de perfecto de nueces (5,50 €).
Postre de soufflé de chocolate  (5,50 €)

Los dos postres
A todo esto decir que antes nos agasajaron  con un entrante de bolita de foie fritas con un crujiente de no sé qué caramelizado, luego nos regalaron otra bandeja de postre de trufas con nata y para finiquitar nos obsequiaron con un chupito para rebajar el ágape.

El entrante

El postre de regalo
La comida la regamos con cervecita Estrella de Galicia (1,80 € la copa) y unas cuantas botellas de Cabernet Sauvignon cosecha de 2009 de las bodegas Ruiz Torres (16 € botella).
En total no llegamos a 20 € por cabeza

 
El supercamarero con los chupitos, mi hermana Olvido y el menda
En definitiva, genial el almuerzo. La cena también, pero esa es otra historia.

13 comentarios:

  1. Ha sido un fin de semana estupendo!!! Me ha encantado Guadalupe,cultural y sobre todo grastronómicamente.Para repetir.
    Pero solo tengo un pero: ¿no había otra fotito para poner con el supercamarero?Con lo monííísima que estoy en otras en esta parece que me duele una muela.Jejeje.
    Vale te perdono,pero sólo porque eres mi hermano y me he quejado mucho de que no salía en tu blog.

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué ganas me han entrado de ir! Deberían hacerte hijo honorífico, hermano mayor de algo o, como mínimo, un buen descuento para cuando vuelvas. Menos no te mereces.
    Envidia cochina es lo que tengo y no la de los tirabeques. Para mí todo lo que va en una vaina es una haba o similar. ¡Odio las habas con todas las fuerzas de mi ser! Pitágoras prohibió a sus pitagóricos comer habas o los echaba de su secta, digo de su grupo. ¿Por qué? Por que las odiaba, claro. Y yo lo entiendo. Eso sí, en Guadalupe hubiera flipado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Joder Belén me has dejadode piedra con lo de Pitágoras, un avezado matemático como me ufano de ser y que no tuviese ni idea de la fobía del bueno de Pitágoras por esta peculiar legumbre es una mácula en mi expediente vital dificilmente subsanable. A partir de ya, cuando explique el famos teorema, las habas formarán parte de mis clases con igual incidencia que los catetos y la hipotenusa. Besazos pitágoricos.

      Eliminar
  3. ¡Qué buenos recuerdos! Nos encantó Guadalupe. Estuvimos hace unos tres años, ¡qué pena que esta entrada no existiera entonces porque nos habríamos dado un buen homenaje! Me la guardo para la próxima vez que vayamos por esas tierras. Preciosa la foto del patio del claustro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente es una gozada pasar un par de días allí, y a nosotros que nos gusta el condumio con más motivo, la Posada del Rincón es realmente muy buena, con una relación calidad-precio espectacular. La foto es muy bonita, será por que es la única que no hemos realizado nosotros. Un abrazo

      Eliminar
    2. ¡Vaya, hombre! ¡Qué ojo he tenido! Las vuestras tampoco están nada mal. Un abrazo. ;)

      Eliminar
  4. Muy buenas fotos.
    Comida contundente y apetecible, como Dios manda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Contundente, apetecible y muy, pero que muy bien de precio. Un buen día, sí señor

      Eliminar
  5. Que bien pinta todo. Gracias por compartirlo con todos los que te seguimos. Un Beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me des las gracias por hacer algo con lo que realmente disfruto. Conocer, degustar, contar, ¿qué más puedo pedir? y encima, ya para rizar el rizo, ustedes me leeis; miel sobre hojuelas. Besos cuasiprimaverales

      Eliminar

SI HAS LLEGADO HASTA AQUÍ, HAZ UN COMENTARIO. ME ALEGRARÁS EL DÍA Y NO DUDES QUE TE CONTESTARÉ, AUNQUE SÓLO SEA PARA DECIRTE "GRACIAS AMIGO"