domingo, 17 de marzo de 2013

16 MINUTOS VEINTE SEGUNDOS


25/11/2010
16 minutos y 20 segundos.

Ese es el tiempo que he tardado hoy en ir de mi casa al trabajo, de la puerta de mi casa a la puerta del instituto. No siempre tardo lo mismo, pero me muevo en esos parámetro, entre 14 y 18 minutos. Lo que es cierto es que invariablemente, de lunes a viernes, a las siete menos cuarto de la mañana me estoy montando en el coche y arrancando rumbo al curro. Si salgo más tarde tengo comprobado que me coge el toro, y además leche, es que a mí me gusta madrugar y llegar tempranito a todos lados.

Cuando bajo por el ascensor aún voy arrebolado por los besos de mi mujer y de mi hija. Rocío no sólo me da un beso, me abraza y pasea su mano derecha por mi espalda arriba y abajo, abajo y arriba,  como diciéndome: “papi, que te sea leve, tómatelo con calma y no te sulfures mucho, de todas formas ya sabes que a la tarde yo estaré aquí” 

16 minutos y 20 segundos.

El tiempo justo para oír en el radio-casete del coche tres canciones: Romance de Curro El Palmo (7 minutos 10 segundos), Nana de la cebolla (5 minutos 50 segundos) y Mediterráneo (3 minutos 20 segundos).

Otro día serán las irreverentes letras de Sabina o quizás la ternura aterciopelada de Hilario Camacho, últimamente mucho el desamor y la nostalgia de Patxi Andión y siempre y por siempre Pink Floyd. Todo va en estado de ánimos.

Algunas veces se me olvida cambiar los CD que llevo en el coche, y después de varios días con el mismo acompañante, cambio de onda (nunca mejor dicho), pongo en la radio al Carlitos Herrera y me sumerjo en su liturgia diaria “venga, camastrones, que son las siete de la mañana y el día se está echando encima. Pero por Dios, cómo se puede estar en la cama a esta hora si tenemos que levantar el país; hoy es viernes, nefasto día para todos los que nos gusta el trabajo” (joder, pienso yo, si ganase lo mismo que tú yo también estaría encantado de madrugar, bueno estaría muchísimo más encantado de lo que estoy) y acto seguido empieza la caña al mono, digo al gobierno. No se escapa nadie pero tiene especial predilección por Zapatero (¿Por qué le dirá a Zapatero Savate?)  y por la niña Bibiana; en el extranjerío le pueden el morito Hassan y sobre todo Chávez (el venezolano, no el vice tercer presidente), este le puede, le subyuga,  “cariñosamente” le dice “el mono corroncho”.

Pero hoy ha tocado Serrat. El cuerpo me pide nostalgia y yo encantado de concedérsela.

Salgo del aparcamiento con Romance de Curro El Palmo atronando en los altavoces. Tuerzo la primera calle y me encuentro con el camión del DIA descargando montañas de comida. Lo bordeo con precaución y tomo nota mentalmente de que a la tarde me tengo que pasar a comprar vino, Lagunilla, crianza en roble, de Rioja; está de oferta, la segunda unidad a 3,79 €
Tres minutos más tarde estoy en la rotonda de Carrefour cantando a voz en grito metido en la piel aceituna de un gitanito, embargado de dolor, dando dolorosas palmas en un tablao:

“Le dice burlona, carita gitana,
Cómo hacer buen vino de una cepa enana.
Y Curro se muere de los labios y calla
Pues no hizo la mili por no dar la talla
Y quien calla otorga, como dice el dicho
Y Curro se muere por ese mal dicho
Ay, mi amor, sin ti no entiendo el despertar
Sin ti mi cama es ancha…..”

La señora que está a mi lado y que pacientemente, igual que yo, espera que el semáforo se ponga en verde, me mira disimuladamente y esboza una mueca de complicidad. Cuando por fin el semáforo se pone en verde y me da paso, acelero con la esperanza de coger abierto el semáforo de San Lázaro, aunque sé que si esto ocurre, inevitablemente el siguiente de la rotonda olímpica lo cogeré cerrado; pero yo por si las moscas acelero. Ahora que lo pienso, sólo una vez en estos once años he logrado ir de mi casa al instituto sin coger en rojo un solo semáforo (los he contado un porrón de veces: 12 semaforitos en total, que ya es tela); también es cierto que eso fue antes de que el cabezón de nuestro ínclito alcalde “Monteiserrín” nos volviera locos  trastocando todo el tráfico de la ciudad.

Pasado el puente del Alamillo, llegando al estadio olímpico, entre acordes que se van apagando muere la canción, e inmediatamente comienza Serrat a desgranar los maravillosos versos de Miguel Hernández:

“La cebolla es escarcha
Cerrada y pobre
Escarcha de tus días
Y de tus noches
Hambre y cebolla
Hielo negro y escarcha
Grande y redonda”

Y me envuelve la música y vuelvo a cantar todo y cada uno de los versos; siempre un poquito por delante de Serrat, y a veces, más de las que yo quisiera, tarareo una palabra equivocada y me mosqueo, me enfurruño. ¿Cómo es posible que después de oír mil y una veces una canción confunda una rima, trastoque una palabra? Mi hija para esto es un lince, oye dos veces una canción y ya está, se la aprende de pe a pa. Digo yo que por qué no le pasa lo mismo con la historia, las matemáticas, la lengua…..Insondables misterios de la condición humana.

Una vez pasado el  río por segunda vez, a la altura del cartel que indica la salida para Mérida, compruebo, como todos los días, que el termómetro del coche marca un par de grados menos que cuando salí de casa e inmediatamente, sin solución de continuidad, vuelvo a la canción y esta me lleva a pensar en Inés y la  alegría,  el libro de Amudena Grande que justito estos días estoy leyendo, de lo que pudo haber sido y nunca fue, de la memoria histórica, de un largo etc y se me mezclan imágenes de versos, guerra y fusilamientos. Un totum revolutum fugaz e intenso.

Y a todo esto sigo cantando.

Los carteles de la autovía, enormes manchas azules bajo un oscuro cielo, me indican direcciones y salidas cien veces vistas, ¡pero no los veo¡. Camas, Huelva, Patrocinio, Coria…Sé que están ahí, soy consciente de su presencia, de su información, ¡pero no los veo¡.

Ya estoy en la desviación a Coria. ¡Joder, a esta hora de la mañana y ya llega la cola del  V Centenario hasta aquí!. Cuando cojo la curva observo, abajo, a mi derecha,  junto a una de las muchas entradas del Corte Inglés, a los dos operarios de siempre fumándose el último cigarrillo antes de entrar al trabajo. O quizás es que están haciendo un descanso o puede que hasta hayan concluido su jornada nocturna y se pegan relajados cuatro frases entre calada y calada. Nunca lo sabré pero tampoco importa.

El trayecto da para una canción más y le toca a Mediterráneo.

Se puede estar toda una vida componiendo y no hacer nunca algo tan bello como esta canción. Mil veces cantada y siempre nueva, mil veces oída y siempre sorprendente. Y la oyes y ves al niño corriendo por las arenosas playas, y te imaginas los atardeceres rojos y el amarillo de las genistas. Por los altavoces suena Serrat, él y yo cantamos:

“Y te acercas y te vas
después de besar mi aldea
jugando con la marea
te vas, pensando en volver
eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y que se quiere
que se conoce y se teme
Ay….

La letra tiene migas. Qué maravilla.

No me hace gracias pasar por el túnel de San Juan e inconscientemente acelero, esas enormes vigas me dan un poco de “yuyu”. Últimamente el tráfico en dirección contraria, hacía Sevilla, está más fluido, menos atascado, supongo que el metrocentro tendrá algo de culpa.

Cuando enfilo la rotonda de entrada a Gelves reduzco la velocidad para que me dé tiempo de acabar de oír la canción.  Desde que a Fátima, una compañera de inglés,  se le rompió el depósito del coche con una tapa de Lipasam mal colocada voy por las calles de Gelves con los ojos como plato mirando el suelo.

Con los últimos acordes tronando por los altavoces llego a mi destino, paro el coche en la puerta del instituto y, sin apagar el motor, me bajo para abrir la cancela de fuera.

La calle está en el más absoluto de los silencios y cuando abro la puerta del coche mi música lo rompe, inundándolo todo. Algún día alguien  me va a pegar la bronca por despertarlo de esta forma.

“..cerca del mar. Porque yo
nací en el Mediterráneo”

Me deja un entripaero la canción, un regustillo en la barriga, una nostalgia….

La vecina de enfrente tiene la luz del dormitorio encendida y la enorme lámpara refulge en el techo; hoy no se ha asomado a inspeccionar cuando he llegado, cosa rara.

Me percato, un poco sorprendido, que a la fecha que estamos, aún no hay ningún Papa Noel rojo escalando por las fachadas vecinas; ya veremos este año quién se lleva el gato el agua, la competencia de los paños bordados  con la imagen del  niño Jesús es feroz. ¡Adonde llega el marketing!

El puñetero tío del periódico cada vez lo tira más lejos, debe de estar cachas el menda ya que  no es nada de fácil arrojar un fardo con casi 20 periódicos por encima de una verja de dos metros de alto y llegar a donde llega el prenda este.

Las limpiadoras se han vuelto a dejar la luz de uno de los seminarios  del piso de arriba encendida. No le diré nada a José Luis, el secretario, bastante jodido está ya con los presupuestos.

Mañana me toca canturrear con mi inglés macarrónico el Wish You Were Here de Pink Floyd, menos mal que nadie me oye y casi todo es sinfónico.

Justito: 16 minutos y 20 hermosos segundos.

De lo mejor que me va a pasar hoy.

Seguro.

10 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Mucha gracias, lo tuyo es "lo bueno si breve dos veces bueno". ¡Que capacidad de síntesis!

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  2. Trayecto repleto. ¿Papás Nöel en marzo? Más frío no, por favor, ya pasó el invierno que llegue el verano y que deje de llover. Me gusta tu blog.

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  3. Gracias Mara, ya llegará el verano y luego nos quejaremos de la "caló" que hace por estos lares.

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  4. Hola Ricardo, acabo de descubrir tu blog y me he estado riendo con los posts sobre el instituto (yo también soy profe y estoy en el equipo directivo). Muchas de las cosas que explicas son "reales como la vida misma" y la gente que critica algunas de tus actuaciones en clase no tienen ni idea de lo que hablan. Una semana al frente de unos cuantos grupos (enseñándoles algo, no siendo el colega de turno) y ya veríamos que harían. Por cierto, yo no escucho a Carlos Herrera pero "zapatero" (el oficio) en catalán es "sabater"

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    1. Gracias compañero, nunca se acuesta uno sin saber algo nuevo. "Zapatero a tus zapatos" sabio refrán.

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  5. Dede Barcelona, una fan de Serrat, y ahora tuya... ! que bonito !!!!!!!!
    Me ha encantado, seguiré por aquí, seguro que aprendo mucho !
    Pilar

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    1. Gracias Pilar, no hace falta que te diga que las canciones de Serrat son una constante luz en mi vida, un faro cuando la tristeza me embarga.

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  6. Conocía el post! Cuando llegué a tu blog me di un buen festín con todas las entradas antiguas. Echo de menos ( y estoy segura de que somos legión) tus entradas no culinarias (sin desmerecerlas), las vida cotidiana, la desopilante vida de los institutos, los gimnasios... Cada vez que públicas nos alegras el día!

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  7. Sin palabras para ti. Me arrodillo frente a ti. Nunca había visto a alguien tan sincero y gracioso. Una pregunta ¿ no te daría miedo que uno de tus alumnos leyera esto ? Yo soy profesor y si fuera yo me daría mucho miedo que contemplaran mi vida. Saludos desde Madrid

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