domingo, 25 de marzo de 2012

25/03/2012. LA BULLA


Después de dos semanas de abstinencia volvemos a las andadas.
Hoy es día grande en Andalucía, grande por importante, grande por trascendente, preñado de miedos y temores para unos y colmado de ilusiones para otros. Unos luchando por conservar las riendas que hace treinta años cogieron, los otros prestos a coger un timón que nunca antes estuvo en sus manos. Ahora mismo, las siete menos cuarto, acaban de dar datos de participación y hay un notable déficit de participación con respecto a anteriores consultas. Que poco responsabilidad.
Eva y yo como un reloj, a las doce en punto, cumplimos nuestra obligación cívica  depositando la papeleta en la transparente urna.

Cogemos el bus y nos bajamos junto a la plaza de toros, nos paramos a ver la estatua ecuestre de la Condesade Barcelona y la del matao Curro Romero. Paseamos por los aledaños entre una vorágine de turistas arremolinados junto a su guía que le pergeña cuatro gotas de la historia sevillana mientras echan fotos con sus diminutas cámaras a diestro y siniestro.

Nuestros pies, con voluntad propia, se dirigen a la bodeguita Romero en busca de una cervecita y esa pringa que quita el sentido, aromática, jugosa, clásica, compleja……. Pasar por esta zona de Sevilla y no llevarte a la boca esta maravilla culinaria no tiene perdón de Dios.

Después del leve refrigerio partimos en busca de nuestro destino de hoy: La Bulla, C/ 2 de Mayo nº 26, gastrobar del que tenemos múltiples referencias; de él nos habló Ernesto en el Gastromiún, sabemos de su relación con Puratasca y que su jefe de cocina Jesús es el hijo de un artista cimarrón que se llama Diego y regenta con sabiduría el hermoso camping Batán de las Monjas en la rivera de San Nicolás del Puerto, por cierto en el bar de dicho camping su mujer hace con diferencia el mejor pisto del mundo mundial.


Cuando llegamos vemos que en la parroquia Nuestra Señora del Rosario que está enfrente están expuestos al publico los dos pasos que en breve procesionaran entre el fervor de su gente por las calles de Sevilla. De dentro de la capilla sale un rezo que nos envuelve.

El bar es amplio y la estética nos recuerda al Puratasca, la cocina abierta a la vista es esplendida y en ella pululan afanosos como hormiguitas seis cocineros, fuera de la barra atienden al menos otros cuatro a los parroquianos, todos franceses menos Eva y un servidor.

 La cocina abierta a miradas indiscretas

Nos atiende una chiquita llamada Cielo, dulce y atenta como su nombre, y nos comunica para nuestro desencanto que Jesús tiene el día libre, como es norma pegamos la hebra  y nos dejamos aconsejar de su sapiencia.

Para calmar la sed primaveral dos cervezas (1,60 €) en vaso tipo maceta.
Para calmar la gula primero carpaccio de pez espada (5,30 €) y de segundo arroz meloso de setas (5,90 €)

El carpaccio presentado con trocitos de mango y otras pequeñas cositas rojas que no logro identificar, acompañado de un popurrí de lechugas varias. A Eva le gusta mucho, para mí le falta carácter (no soy mucho de pez espada) y, sobre todo, un toque ácido.
Carpaccio de pez espada

El arroz meloso generoso y en su punto, con un fuerte aroma a setas y una poderosa presencia de las mismas. Tuvimos el enorme placer de ver como lo preparaban en cuestión de minutos al tener ya el arroz precocinado: A una sartén ligeramente aceitada unos cucharones del arroz con las setas, un poco de un misterioso polvo y tres buenos chorreones de otras tantas cremas; al fuego, unos enérgicos movimientos con la paleta y con la muñeca yen un par de minutos listo.

El arroz meloso con su galletita de queso en lo alto

Yo sigo de cerveza y Eva se pasa al Ribera, concretamente pide por recomendación de Cielo una copa de  Dardanelos (3 €) con fuerte sabores afrutados y un punto de acidez.

Para dar el golpe de gracia pedimos Bacalao Confitado (6,70 €) y de colofón Pulpo gratinado (9 €).

Siempre que pedimos bacalao no podemos evitar acordarnos del que ponen en casa Paco, pues bien este no lo desmerece en absoluto, la presentación del plato infinitamente mejor, un lienzo trazado con mimo, rematada por una flor comestible.
El bacalao de superlujo, grueso, en su punto de sal, perfectamente cocinado y que se deshace en la boca, debajo una especia de bechamel untuosa con toques de vainilla. Las dos cosas juntas, bacalao y bechamel, un orgasmo.

Una preciosidad de plato

Otra cervecita y otro vino para celebrarlo.

Si el bacalao estaba bueno el pulpo pa quitarse el sombrero y hacerle una reverencia, el fondo una salsa de no sé que cosa con fondo de pimentón que arrebañé con pan cuando dimos buena cuenta de los trozos de pulpo.

Los trocitos de pulpo flotando en la untuosa crema

Como resumen decir que la fiesta nos salió por 36,70 € (una copa de vino no la cargaron en cuenta), me gustó el local, la atención me pareció adecuada y amable siempre, la calidad y presentación de los productos muy bien y el único pero que le pongo es que me parece un poco subido de precio, ese tipo de tapas están en los gastrobares similares en calidad a este sobre los cuatro euros y algo, la semirración de pulpo también un poco subida.

Pero todo estaba buenísimo y el trato fue primoroso.

PUNTUACION DEL ESTABLECIMIENTO: 6,5


Gracias por leerme

2 comentarios:

  1. ¿Te has percatado de que a medida que aumenta el nivel etílico sube- de forma harto sospechosa- la calificación de las tapas?

    Eso es por el "dopping", supongo.

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  2. Ciertamente no me había percatado de de tal circunstancia, cuando me lo has mencionado me he quedado pensativo; posteriormente he podido comprobar que en otros bares ocurre todo lo contrario.
    No sé si es doping meterse entre pecho y espalda tres cruzcampo fresquita, pero si lo es.... bendito doping

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