Crisis? What Crisis?
cantaba Supertramp allá por los finales de los años setenta, cuando yo era
joven e indocumentado, tenía el pelo largo, la cara dura y los bolsillos vacíos y trasnochaba por el Nicolino.
Ahora tengo alopecia
galopante, transnocho menos que un gato de yeso, pero aún resuenan en mis oídos
los particulares acordes de sus canciones. Hoy el ambiente de las terrazas en
Sevilla a mediodía me ha hecho recordarla. En la plaza del Salvador no cabía un
alfiler, las terrazas de la calle Albareda o de General Polavieja estaban a
tope, en el Tremendo volaban los barriles de cervezas, los asiduos al
Rinconcillo se juntaban con los de la plaza de los Terceros porque en ninguno
de los dos sitios se cabía…..
Si uno no fuese
consciente de lo que está cayendo pensaría: crisis?
What crisis?
A la una y cuarto en
Bodeguita Romero, un clásico de toda la vida. Lleno.
Aprovechando que está
junto a nuestro destino de hoy y para hacer un poco de tiempo nos paramos en la
barra a tomarnos una cervecita y una tapita. Montaito de Pringá y albóndigas de
chocos, las albóndigas muy buenas, pero la joya de la corona es la pringá; en
el cuarto de hora que hemos estado allí he perdido la cuenta de la ingente cantidad
de ellas que han salido de esa cocina, no tiene nada de extraño teniendo en
cuenta que quitan el sentio de lo buena que están.
Las tapas a 2,5 €, la
copa de cerveza carilla, a 1,50 €
Llegamos al Mordisco Tapas, C/ Harinas, nº 13, en
pleno Centro de la capital, minutos después de la una y media. El bar grande,
luminoso, frío y vacío. El camarero (de negro riguroso) y nosotros frente a
frente, como una película del oeste.
Primera andanada de
balas:
2 cervezas (1,50 €) servidas en bonito vaso largo con diseño muy
europeo en forma de tronco de cono
invertido (que se note en algo que soy matemático) acompañadas con Milhojas de paté de oca y queso de cabra
caramelizado (3,85 €) y Chipirones
con arroz cremoso negro y su alioli gratinado (4,50 €).
Pedirlas y estar en la
mesa fue todo uno. De la primera dio buena cuenta mi señora, de la segunda los
dos. La milhoja un punto de fría, como recién sacada del frigorífico, más
presentación que elaboración, sin haber estado fuera del frigo el tiempo
suficiente para que tomará el calor justo que hace que se deshaga y se saboree
en la boca.
Los chipirones bien
presentados, el arroz correcto, el gratinado brillando por su ausencia, el
conjunto logrado pero no redondo.
Lo mejor la presentación del plato de arroz y chipirones.
Cerveza para mi y una
copa de Ribera (3 €) para Eva.
Llevamos media hora en
el local y seguimos solos, el camarero y nosotros midiéndonos lentamente con la
mirada, prestos a desenfundar al menor movimiento.
Segunda andanada:
Maki de atún macerado y aguacate con huevas de truchas (3,75 €)
Bacalao confitado con habas baby y jamón (4,50 €)
No sé por qué la tapa
se llama maki, en realidad es un Makizushi y más correctamente dentro de los
makizushi un Futomaki, pero en fin no nos enfadaremos por estos pequeños
matices. El caso es que muy bonito, con un punto novedoso en el acompañamiento
de mahonesa de Dijon, pero demasiado frío y compacto para poder tomarle el
gusto en su justa medida. Al igual que en el plato anterior supongo que estaría
hecho de antemano y lo han sacado del frigo a la mesa.
El bacalao nada del otro mundo, pasado de
cocción y, para mi gusto, el maridaje con las habas baby escasamente acertado.
El acompañamiento de jamón (triturado y crujiente) muy bueno, pero se come el
sabor del bacalao.
A estas alturas, dos y cuarto pasadas, llegan
los primeros clientes y se ocupan cuatro mesas. El ambiente en el restaurante
sigue siendo frío, distante.
Otra cervecita, otro vinito y la última bala
en la recamara presta a ser disparada: salmón fresco con ñoquis y crema de
centollos (4,50 €).
Craso error, nos lo podíamos haber
ahorrado, baste decir que los ñoquis no sabían a nada, yo es la primera vez que
pruebo un ñoqui, pero supongo que a algo tienen que saber.
La crema de centollo ni fu ni fa y el salmón
requetepasado. En un tris estuve de haberme batido en duelo con el de negro: Camarero,
retire esto de mi mesa so pena de recibir una tumba de plomo.
Pero lo deje para mejor ocasión.
Conclusiones:
Falta de rodaje y mimo.
Ambiente muy frío.
Ninguna tapa redonda.
Excesivamente caro.
Me quedo con la pringá
de Romerito
PUNTUACIÓN DEL ESTABLECIMIENTO: 5,5
Otros bares de Sevilla que tienes que visitar
PUNTUACIÓN DEL ESTABLECIMIENTO: 5,5
Gracias por leerme
Otros bares de Sevilla que tienes que visitar
Creo que para lo que te has gastado, la preparación de los platos no son demasiado complicadas, es más, si yo hubiese sido el camarero, te haría esperar unos minutos y así parece que acabo de hacerlo. Totalmente contigo, muy...muy....muy caro.
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