jueves, 12 de octubre de 2017

13/10/2017. BAR LA RIBERA



BAR LA RIBERA

A cincuenta minutos de Sevilla por autovía, por supuesto respetando el límite de velocidad, se encuentra uno de los parajes más desconocidos de la provincia: la Ribera del Cala, entre Santa Olalla del Cala y El Real de la Jara, curso fluvial que hace límite natural entre Huelva y Sevilla.




El Cala es un riachuelo que en general, en verano y en gran parte de su cauce, está más seco que el ojo de un tuerto, una charca por acá, otra por allá y poco más. Pero en otoño renace de sus cenizas y el río se revitaliza, nace y corre presto entre choperas, adelfas y tamujas, sus orillas verdean y en toda la zona las setas afloran como por arte de magia.



Y así sigue durante el invierno y llega a su plenitud con el estallido de la primavera, cuando sus orillas se llenan de abejarucos, los cormoranes toman el sol, ahítos de peces, en las peladas rocas que sobresalen del agua, los patos crían entre las junqueras y se ven jugar en el agua a las pocas nutrias que quedan por estos lares.



Un paraje natural esplendido, una vegetación rica y exuberante, una pródiga fauna y además de todo eso la zona cuenta con una buena infraestructura para pasar un hermoso día de campo: Una ruta para pasear que transita paralela al río y está perfectamente señalizada, un montón de barbacoas para hacerle la vida más cómoda a sus visitantes, una zona lúdica de columpios, toboganes y demás para deleite de los más peques y un restaurante rustico donde tomar una caipiriña o meterse entre pecho y espalda un arroz con setas acompañado con un Ribera.

El bar del que hablamos se llama, como no podía ser de otra forma, Bar la Ribera y lo regentan durante el fin de semana y festivos mi cuñado Rubén y su mujer Ángela.


Haciéndolo bien el sábado pasado. Yo estaba haciendo la foto

Rubén, cuando el viernes acaba su jornada laboral de trabajo se pone el mandil de camarero y se traslada a vivir al bar, donde echa más horas que un tonto, sirviendo cervezas, poniendo cafés o preparando cubatas y hablando, sobre todo hablando, con todo el que se ponga por delante y le dé un mínimo de juego.

La artista del cotarro
Ángela permanece la mayor parte del tiempo en la retaguardia, léase cocina, y allí le da alas a su imaginación y prepara las viandas del día. Ángela está tocada con la varita mágica de los artistas de la cocina, tiene un don especial para interpretar los platos y sobre todo para mejorarlos dándoles su impronta personal. Muchas veces me pregunta por tal o cual receta y yo gustoso se la explico, con la seguridad de que el día que vaya a probarla estará tan rica, será tan redonda, que ya no me acordaré de la original mía.

Este fin de semana pasado estuvimos comiendo allí y nos puso una ensalada de mango, patatas y bacalao absolutamente deliciosa, plato diez y entrante digno de cualquier restaurante “estrellado”. 

Luego nos metimos entre pecho y espalda unos boquerones abiertos y empanados que fueron el remate.

Pero tiene muchas más cosas y siempre cocina algo nuevo que te sorprende: una carne con tomate casero, una cola de toro, un arroz con setas para chuparse los dedos, etc.

Para los amantes de la carne productos ibéricos a tutiplen: secreto, pluma, solomillo, chorizo y como no un guiño a sus raíces brasileñas: picaña a la brasa de la mejor calidad.

La espectacular ensalada de mango y bacalao
Los boquerones
Pimiento relleno
Primer premio concurso tapas 2016
Primer premio concurso tapas 2017

Merece la pena coger a tus hijos o a los amigos e irte a pasar el día a esa hermosa ribera, pasear respirando naturaleza y luego darte un homenaje como Dios manda, no os arrepentiréis. 


El bar
La piscina para los clientes y para el que no lo es.
La carta

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