El día está primaveral
pero traicionero y feo. Momentáneamente luce el sol y al cabo de un minuto te cae
un aguacero de aúpa y señor mío. De las semanitas que llevamos ni te cuento,
agua por un tubo, tanta que en esta Andalucía crónicamente sedienta estamos
abriendo las compuertas de los pantanos so pena de que estos revienten; nos
queda el consuelo de tener remanente de agua para unos añitos.
La cocina detrás de una cristalera y la cocinera japonesa trajinando en ella.
Como decía y a pesar de
que el día se presta más al chándal, la litrona y una buena peli en la tele, cómodamente
apoltronados en la butaca del comedor viendo caer el agua a través de los
cristales, en un acto de inusitada valentía nos hemos armado de coraje y sin paraguas siquiera nos hemos lanzado al centro a pegarnos un garbeo y tomarnos una copichuela.
Hemos paseado por la
Pila del Pato en dirección a la Alfalfa por ese laberinto de callejuelas que
llevan a todos y a ningún lado en concreto. La Alfalfa a la una y media bulle de gente, los bares bastante llenos para lo tempranero de la hora. Siempre
rebosa vida esta emblemática plaza, siempre se reinventa y siempre es grato
darse una vuelta por ella. Comienzan a caer goterones de nuevo y raudos la
atravesamos en dirección a Los Palillos, nuestro primer, último y único destino de la jornada.
Este novísimo establecimiento
se inauguró a finales de noviembre del año pasado y nos lo recomendó mi desconocida
amiga Cova a través de un cariñoso comentario que hizo en la entrada anterior
del Blog. Vaya de antemano mi agradecimiento. Los Palillos está en una esquina de la conocida Plaza de la Pescadería, concretamente en c/ Huelva nº 22 y es un local
chiquitito pero con una hermosa terraza (claro que para eso no puede estar
lloviendo), además admite reservas llamando al 665 648 186.
El bar es estrechito y
alargado, con mesas a un lado y la cocina al otro tras una inmensa cristalera;
también tiene tres puestos mirando directamente a la cocina para disfrutar viendo
trajinar a las dos cocineras japonesas mientras preparan sushi o filetean una dorada, un toque
muy al estilo japonés.
La comida es japonesa
por un lado, andaluza por otro y, lo más novedoso e interesante, una tercera
vía que explora la combinación de ambas culturas y llega a su cenit con un Wan-Tum de prigá que está para tocarle
las palmas.
El tataki de melva. ¡Cuatro trocitos de na!
Nos atienden dos chicos
jóvenes muy agradables, pegamos la hebra y, como nos ven tan interesados, durante todo el tiempo que estuvimos
en el local no dejaron en ningún momento de irnos explicando los platos de iban
desfilando delante de nuestra narices en dirección a otras mesas. Cerveza para empezar, de botella, un tercio de Cruzcampo (2 €) y nos ponen
como aperitivo pepino macerado en soja. Simplemente voló.
Nos decantamos por la
comida fusión y empezamos:
Carpaccio de dorada con zanahorias, daikon, apio y reducción de aceites
especiados (3,80€). La dorada cortada en filetes finísimos y encima todo un
volcán de lujuria. Inmejorable.
Tataki de melva (3,80 €). No aparece en la carta pero nos fue especialmente recomendado por uno de los
camareros. De este plato debo decir que efectivamente estaba delicioso pero
que, bajo mi punto de vista, era especialmente pequeño. Por cuatro trocitos de
melva (los conté), cada uno de ellos del tamaño de una moneda de euro y del
doble del grosor de la misma, me parece carísimo pagar 3,80 €.
Y dentro estaba la pringá.
Wan-tum de pringá. Ravioli oriental frito (3,50). La pringá de toda
la vida metida en un ravioli finísimo y crujiente y con alguna salsa de vaya
usted a saber. Este sin embargo, a diferencia del anterior, nos pareció
bastante generoso, dos raviolis por cabeza y encima cojonudos.
Mini burguer de langostinos sanluqueños en pan blanco artesanal con
mayonesa suave y láminas de aguacate (3,80 €).
Mini burguer de pez espada a la plancha en pan NEMO (algas y tinta de calamar)
con mahonesa de soja y sake (3,80)
Minis de langostinos y de pez espada
Las dos buenísimas,
distintas, pero ambas muy bien. Están de moda las mini hamburguesas y hoy día
no hay establecimiento que se precie que no tenga alguna en su carta y el pan
NEMO está que se sale, a mí me gusta pero no para tirar cohetes.
Eva se cambia al
tintorro: copa de Rioja Vega (2 €)
con uva graciana y garnacha. De un tiempo a esta parte se han puesto de moda unas copas para vino que no me gustan ni un pelo, son copas para el vino blanco pero se utilizan para todos. Cuando el camarero escancia el vino y este llega al ángulo bajo de la copa, cortan
para que estéticamente quede más bonito; pero, coño, la cantidad que te ponen
es minimalista.
De nuevos nos dejamos
aconsejar y nos decantamos por un Prensado
(4 €). El prensado es una torta del mismo arroz que se utiliza para el
suhsi pero que lleva tiritas de zanahoria y col fermentada; encima tiene
trocitos de aguacate, tortilla cortada en hilo y dos cortes de pescado, salmón
y dorada; todo coronado con caviar (huevas de lumpo y capelán). Nos gustó
bastante. El arroz sin más ya estaba de muerte, con todo lo demás no te cuento
nada.
Por último nos pedimos
unas Gyozas, empanadillas japonesas
rellenas de cerdo, puerro y col china (5,50 €). Se repite la historia del tataki,
tres empanadillas no pueden costar 5,50 euros por muy logradas que estén, que
lo estaban. Abusivo.
Nos llevó un rato
apreciar el sabor de las empanadillas, a cerdo no sabían; al final Eva dio con la
tecla: saben a las salchichas criollas que venden en Mercadona que a nosotros nos
encantan, seguro que de esto no están hechas, pero tienen un regustillo muy
parecido.
Las tres empanadillas. Demasiado caras
En consecuencia: 5 cervezas, 1 copa de vino y las 7 tapas
38,20 €.
Conclusiones:
La comida estaba
exquisita
El sitio es una gozada viendo
trabajar a las cocineras y admirando su pericia.
Algunas tapas excesivamente
caras para la cantidad que ponen.
Por la calidad de los
productos, la atención, la cocina y el servicio de daría un siete muy alto rozando
el ocho, pero por lo rácano de alguna de las dos tapas que hemos pedido se lo bajo un poco.
Hemos estado después en varias ocasiones y tengo que reconocer que el sitio ha mejorado y el problema del vino se ha solucionado y mi amigo Fernando siempre nos ha atendido maravillosamente
Hemos estado después en varias ocasiones y tengo que reconocer que el sitio ha mejorado y el problema del vino se ha solucionado y mi amigo Fernando siempre nos ha atendido maravillosamente
Fernando, uno de los artífices del milagro, con mi mujer, mi hija y el menda |
La puntuacion, como siempre exacta; es un placer coincidir con sus gustos.
ResponderEliminarEl blog, el mejor de Sevilla. Exento de chauvinismos, preciso, mesurado y cuando se acude al lugar comentado, brindamos por Vd y sus acompañantes: siempre es un acierto. Un pero, debe salir mas, realizar mas criticas y si es preciso sus lectores deberiamos constituir un fondo y financiarle.
Un cordial saludo,
Jose Joaquin
Querido amigo José Joaquín ya me gustaría salir más a menudo, pero durante la semana tengo trabajo por los ojos, mi economía no da para mucho más y por otro lado tengo otras devociones que cuidar (recoger setas, pescar, charlar con los amigos, leer, escribir, etc). En cuanto a la idea de hacer una porra y sufragar gastos me parece cojonuda, pero cojonuda de verdad, pero amigo mío no caerá esa breva. A ver si algún medio me contrata para una crónica semanal, aunque no creo, mi escritos tienen un tufillo irreverente e "iconoclasta" que no pega muy bien con lo encorsetado de la prensa. De todas formas muchas gracias por los inmerecidos piropos y un placer que me leas.
EliminarGracias a Vd. Esta noche, siguiendo sus recomendaciones, toca Casa Paco. Hemos reservado, pues seria la tercera vez que nos podriamos quedar sin paladear ese bacalao que gusta a su hija. Los cuatro amigos que vamos le recordaremos y tras un buen yantar brindaremos por Vd y sus comentarios.
EliminarSaludos.
Qué buena reseña Ricardo, como siempre. Ahora tendremos que volver a Los Palillos para probar tus recomendaciones. (Te confieso que en algunos sitios miramos mas tu post que la carta).
ResponderEliminarUna pena que te perdieses el postre: sólo tienen dos y están deliciosos!
Un saludo,
Cova
Mucha responsabilidad me echas sobre mis espaldas amiga Cova. Respecto del postre confesarte que sólo lo tomamos cuando nos acompaña la golosa de mi hija. Muchas gracias por tus amables palabras y si algún día me ves por algún barecillo no dudes en saludarme, a mi me encantará hacerlo.
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