12/01/2013. VINERIA SAN
TELMO
Ya he comentado en
alguna que otra ocasión que no soy mucho de guías gastronómicas ni de
referencias de bares en periódicos, prefiero el boca a boca o el consejo de
algún cocinero que son los que entienden del cotarro; el caso es que tengo en
cartera 3 locales a los que les debo una visita, pero que casualidad que los
tres están fuera de Sevilla, concrétamente Baltazares en Dos Hermanas, Mesón Tortuga
en Gines y Verde Flojito en Mairena Del Aljarafe. Pues bien, como no
me apetecía nada coger el coche para visitarlos, no por pereza sino porque las
copas con el volante hacen una mala combinación y ni mi mujer ni yo estábamos
dispuestos a prescindir de unas cervecitas, así que prescindimos del coche y a
buscar un local en la capi.
Me pongo a bichear por
internet y consulto la guía TripAdvisor y veo que el bar mejor puntuado por los
usuarios es VINERIA SAN TELMO, el número 1 entre 802 bares sevillanos; además
1174 personas han opinado sobre él y el resultado es una nota altísima (muy
recomendable para el 82%). Pues nada, decidido, hoy visitamos la VINERIA SANTELMO, situada justo al principio de los Jardines de Murillo, en una zona muy
muy turística, lo que me tiene un poco con la mosca detrás de la oreja. ¡Leches!,
mira que he pasado mil veces por allí y nunca me había percatado de la
existencia de ese bar.
Un paseíto desde casa
para hacer ganas de comer y llegamos a nuestro destino sobre las dos y cuarto.
La primera en la frente: completo, tanto en el comedor interior como en la
terraza. Nos toman nota y nos ponemos en cola a esperar una mesa, nos acercamos
a la barra y pedimos una cervecita (1,50
€) para matar el tiempo. La cerveza es holandesa, marca Amstel y nos la
ponen en un precioso vaso alargado tipo flauta. Aprovecho el tiempo de espera
para pegarle una visual al establecimiento.
Se ve muy bien
organizado: en la barra una chica sirve las bebidas a los camareros y a los
clientes que esperan mesa; 3 camareros uniformados con ropa deportiva de Decathlón
deambulan presurosos entre las mesas tomando las comandas, llevando las
bebidas, retirando lo ya consumido y limpiando las mesas que quedan libres y
por último un muchachote en camiseta de mangas cortas sale de la cocina cargado
de vistosos platos que deposita en las distintas mesas.
El ambiente es
ecléctico, cosmopolita, se mezclan los idiomas en los oídos; mucha juventud y
algún que otro carroza acompañando a su hijo y nuera o hija y yerno; unos a la
última moda, otros con aires de bohemia, un maravilloso totum revolutum
En menos de cinco
minutos estamos sentados en una mesita pequeñita, muy pequeñita, justo al lado
por donde salen las viandas y empezamos a estudiar la amplia, amplia, amplia
carta mientras pasan delante de nuestros ojos una tremenda procesión de
suculentas tentaciones. Como decía la mesa es extremadamente pequeña, apenas
caben nuestros platitos, las bebidas y un par de raciones. Que le vamos a
hacer, tal como está la coyuntura hay que aprovechar el espacio.
En la primera tanda nos decidimos por productos marinos:
Carpaccio de gambones con sésamo y reducción de soja (3,90 €)
Atún marinado sobre base de algas acompañado de wasabi (3,90)
El carpaccio muy
parecido al que en su día tomamos en el Gastromiun, aunque más generoso. Los
langostinos cortados muy finos (supongo que los congelan y utilizan una
mandolina) y el aderezo en su punto.
El segundo plato aún más
abundante que el primero. El marinado del atún con sabor fuerte que contrasta
perfectamente con las algas, el wasabi bien picante, el jenjibre aromático Los cuatro manjares en la
boca una explosión de sabores.
Yo como siempre sigo
con cerveza, Eva se pasa al vino Barbazul
(2,60 €), un clásico ya para nosotros.
Segunda tanda dedicada
a los productos de la tierra.
Huevo poché sobre Mi cuit y setas de campo (3,90 €)
Trigo cremoso con boletus y aceite de trufas (3,70 €)
El primero nos ha
decepcionado, probablemente porque el huevo poché de Al-Andalús tenía puesto el
listón muy alto y fundamentalmente porque hay una incongruencia en la concepción
y acompañamiento del plato. El huevo en su punto, las setas muy líquidas, lo
que unido a la yema del huevo cuando este se rompe forma en la base del plato
un especie de sopa que ya me dirás tú como leches se puede comer con un trozo
de regaña.
Desde que lo probé en
Almeria por primera vez el trigo me gusta y mucho. Este estaba muy bueno,
cremoso, con un fuerte sabor a trufas, talmente como un risotto pero sin queso
(a Dios gracias) y con el gustillo particular del trigo. Muy bueno.
Concluimos con las
carnes:
Bifé de ternera argentina con salsa de mostaza (4,20 €)
Crujiente de cola de toro (4,80 €)
La carne de la ternera
de primera y en su punto, las patatas caseras y fritas primorosamente entre
tiernas y crujientes, la salsa el acompañamiento perfecto. El único pero es que
el trocito de bifé nos pareció pequeñito.
El bifé
Probablemente la mejor
del día, el crujiente de cola de toro.
La concepción de la tapa es la misma que el brik de cola de toro que ponen en
La Dalia, aunque un poco menos elaborada pero más generosa. La carne cocinada
de la cola de toro envuelta en una finísima masa y pasada por una freidora
hasta tener un aspecto dorado y crujiente.
Fin de la jornada,
satisfechos pasamos por caja: 6 cervezas, 2 copas de vino y las 6 tapas por 39,60 €.
PUNTUACIÓN DEL ESTABLECIMIENTO: 7, 25
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Pues, por mi, me quede menos satisfecha. El servicio no podría haber sido peor - nos tardaron 10 minutos en poner un cafe sobre las 12 de la mañana, y la comida me dejo menos que inspirada. Quizas por la fama que tiene, sobre todo en el mundo del guiri en Sevilla. Comimos el carpacchio, el arroz de boletus, un foie y la pasta negra, si me acuerdo bien. El mejor ha sido, aparte de la compania, el vino, pero tuve que entrar a trabajar de nuevo...
ResponderEliminarQuerida Cat. Cómo has podido leer en la entrada nuestra experiencia fue radicalmente distinta a la tuya, el trato muy amable y la comida muy buena. Muchas gracias por tu comentario
ResponderEliminarPara el carpaccio de gambas, las tienes que colocar en una tabla de plástico que antes hayas forrado con papel transparente. Después las recubres como si fueras a plastificarlas, deben quedar bien atrapadas por que ahora hay que aplastarlas con una maza de cocina para que te queden finas. Cuando estén listas mete la tabla en en congelador un par de horas. Retiras el plástico superior y coges el inferior y las colocas en un plato para macerarlas con el vinagre, aceite, pimienta...
ResponderEliminarMi carpaccio favorito lo ponen en Vidal en Felipe II
Muchas gracias por la información amigo anonimo, es prácticamente la misma que me dio Ernesto Díaz en el Gastromiun. Respecto a Vidal, lo apunto en la agenda y aprovecharé un día para hacer dos visitas por la zona: Un salmorejo en Joaquin Marquez (el mejor del mundo entero) y el carpaccio que me recomiendas
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