viernes, 11 de marzo de 2016

Clase de padel

Ayer tarde, como todos los lunes a la 7:30,  celebramos nuestro partidito de pádel. Llevamos la tira de años jugando este partido y siempre somos los mismos con pequeñas variaciones. De la misma forma cada martes a las 13:00 tenemos clase con nuestro “maestro” D. José Ignacio Noguera que si no nos ha mandado ya a freír espárragos es por su natural bondadoso o por algún insondable misterio que en estos momentos  se me escapa.


Empezando por el más alto: Luis, Manuel Ortas, Kiko y Manolo Garrido.
Ese día yo tenía la espalda jodida y falté
Por lo menos ocho o diez años, salga el sol por donde salga, allí que estamos nosotros cuatro (Manolo, Luis, Kiko y un servidor) prestos a recibir las enseñanzas del día, ilusionados por ampliar el bagaje de nuestros conocimientos. Años de repetir los mismos ejercicios una y otra vez, pero a nosotros eso no nos aminala, que va, siempre lo cogemos como si fuese la primera vez que lo hacemos y siempre lo hacemos como si fuera la primera vez;  es decir, fatal, siendo francamente  benévolo en la apreciación.

¡La de miles de veces que, año tras año, hemos ensayado las bandejas, los remates planos, las voleas, las……! Pues no hay forma, de ninguna de las maneras, ni por activa ni por pasiva. Cuando acabando el curso, por junio, José Ignacio nos da las notas y en casi todos los apartados nos califica con un  P.A.  Léase “PROGRESA ADECUADAMENTE” nos da la risa tonta.

Las clase en sí son todo un espectáculo de las que, sucintamente, realizaré una breve y didáctica exposición lo más objetiva posible.


Las herramientas del maestro
12.55. Nos despojamos de  la sudadera y raqueta en mano entramos en la pista para calentar un poco los músculos y coger el tonillo. Cinco minutos peloteando en paralelo para desentumecernos y José Ignacio que nos observa dándonos ánimo desde la puerta:

-Que bien os veo. Uyyyy uyyyy Manolo, estás que te sales.
- Kiko déjate de pelotazos, que esto es un calentamiento.

Cuando pasado el tiempo, inocentemente (o tal vez no), se le ocurre preguntar -chicos, ya estáis calientes en lugar de – chicos, ya habéis calentado, se arma la de Cristo, cachondeo generalizado y procacidades al tuntún. Descojono total y cada uno sale por Antequera.

13.10. Explicación técnica del golpe que ese día vamos a practicar a fondo.
-Vamos a ver muchachos, hoy vamos a intentar colocar la bola en este rinconcito, en esta esquinita que hace la red, la puerta y la malla. Nos dice mientras delimita dicha zona, un triángulo rectángulo de apenas dos por dos, con una batería de conos pequeñitos. Ustedes en la línea del fondo de saque. Yo os tiro una bola a media pista y ustedes suavemente la levantáis con mimo y que caiga muerta detrás de la red, en la zona marcada. Si le dais fuerte ira directamente a la malla y si la levantáis mucho el rival os aniquila a voleas, la clave está en levantarla, en la trayectoria parabólica,  que pase a menos de una cuarta de la red y caiga a plomo.


A esa altura en que Lamperti saca la bola es donde esta tiene que caer
Los cuatro lo miramos con cara de asombro y disimuladamente nos vamos separando de donde hipotéticamente debemos empezar para dejarle el muerto de hacer el primero de los ridículos al que este menos atento. Empieza tú que a mí me da la risa.

Y comienza el espectáculo, cuatro bolas cada uno, en constante rotación y sin paradas. Tres carros después, unas doscientas bolas mínimo, el acierto ha sido un paupérrimo 1% y las dos bolas que han alcanzado su objetivo han sido obra de Luis, sin duda el más fino de los cuatro, Luis no golpea la bola, la acaricia, hace que resbale la bola en la pala como cuando pasamos la mano por  la cabecita de un niño pequeño. Las que no se han quedado en la red, la inmensa mayoría, han volado hasta la malla, algunas han salido por la puerta como diciendo “anda y que os den, mataos, que sois unos mataos”, y ha habido golpes sencillamente magníficos, pero no para lo que estábamos practicando.

José Ignacio nos da pautas y nos anima:

- Manolo levanta la bola. Kiko mete el culo cuando golpees. Ricardo te mueves menos que…. Bien Luis, bien.

Manolo es el más proactivo,  se da golpecitos en los muslos y responde con énfasis –Siiiii maestro,  cada vez que José Ignacio lo corrige. A Kiko y a mí nos da la risa y Luis se concentra intentando visualizar el golpe


El gran D. Manuel Ortas
A las 13:30 empezamos a jugar (esto es un eufemismo, entiéndase) los cuatro ensayando lo que hemos practicado. Dos al fondo intentando realizar el jodido golpe y otros dos en la red esperando. A quince puntos el partido y se rota. Cuatro partiditos jugando en todas las posiciones posibles. ¡Apoteósica media hora! Yo creo que mientras recogemos las bolas entre pachanga y pachanga y José Ignacio aprovecha para acercarse a beber agua o refrescarse, a lo que realmente va es a llorar en silencio y mesarse los cabellos. Inútiles, que sois unos inútiles, es  lo más suave que pensará.

Imagínense como tiene que ser el espectáculo que los alumnos que tienen clase a la siguiente hora y que tienen mucho más nivel que nosotros,  suelen presentarse por allí, como el que no quiere la cosa,  media horita antes para deleitarse acojonandose de risa con lo que sucede en la pista. Se dan hasta codazos disimuladamente, que los he visto yo. No nos vitorean de puro milagro. Hasta las chicas que están en la pista de al lado con Goyo a veces se paran para ver nuestras evoluciones.

Tres clases después de insistir machaconamente empiezan a entrar algunas bolas, pongamos siendo generoso que un 15%, no todas con la precisión técnica requerida pero bueno, menos da una piedra. Luis, como siempre,  le ha cogido bastante bien el tranquilo, Kiko sigue con sus escorzos  inverosímiles, yo totalmente dicotómico, unas veces sí y otras naranjas de la china. Pero es Manolo el que más a pecho se lo toma, está decidido a dominar el golpe, a perfeccionar la técnica, a que sea uno de sus golpes de referencia y cada vez que lo logra levanta las manos al cielo y grita su contento a los cuatro vientos.

Cambiemos de tercio. Partido del lunes. Manolo y yo de pareja, enfrente Ignacio y Kiko. Primer set peleadísimo. Durante todo el set, en realidad durante todo el último mes,  Manolo está tirando las puñeteras bolas a la esquinita, ocasión que se presenta y zas, bola para la esquina, de ocho o diez bolas que se ha jugado ha logrado un punto y lo ha celebrado saliendo por la puerta brazos en alto y  saludando como los toreros en tarde de triunfo.

Saco yo, 9-10 y 30-40, bola  de set para Kiko e Ignacio. Punto peleado, jugando todos con más miedo que siete viejas. Le llega la pelota a Manolo y con dos cojones se la vuelve a jugar al mismo sitio. Idéntico resultado, bola a red.


¡Venga Manolo, que tu eres un artista"
Cabizbajo y saliéndole del corazón espeta: “que daño nos hizo aquella clase” y los cuatro, como no podía ser de otra forma,  estallamos en una estruendosa carcajada.

Porca miseria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

SI HAS LLEGADO HASTA AQUÍ, HAZ UN COMENTARIO. ME ALEGRARÁS EL DÍA Y NO DUDES QUE TE CONTESTARÉ, AUNQUE SÓLO SEA PARA DECIRTE "GRACIAS AMIGO"