Este viernes pasado estaba oyendo
en Onda Cero al Carlitos Herrera y a sus colaboradores habituales en el arte
del buen comer disertando sobre el onírico mundo de las setas, el otoño, la
caza y la gastronomía, que si ahora una recetita por aquí, ahora este
restaurante donde ponen este magnífico plato de colmenillas, que si patatín que
si patatán y en esto que uno de ellos, no
recuerdo quien concretamente, lanza al aire de las ondas una idea genial y
sencilla para acentuar el sabor de un buen risotto de boletus.
Al loro que la
cosa es bien sencilla y el resultado espectacular: Reservar uno de los boletus (a
ser posible uno bien formado para que luego luzca en el plato) laminarlo muy
finito y pasarlo por una sartén caliente donde habremos puesto un chorreón de
un buen aceite de oliva puro virgen, hacerlos hasta que cojan ese precioso
color dorado propio y a la hora de presentar el risotto coronar el plato con
las láminas doradas y regar el arroz con el aceite de la sartén.
El boletus reservado y laminado |
Una bombilla, una bombilla se me
encendió y dicho, pensado y hecho. Esto lo pongo yo en marcha ya, pero que ya,
y encima le meto unos langostinos para rematar la faena.
Ingredientes:
Arroz tipo bomba
Boletus
8 o 10 langostinos
1 cebolla, 1 diente de ajo
1 vasito de vino blanco
Caldo sacado de la cocción de las cabezas de los
langostos.
Aceite, sal y pimienta blanca molida
Nata para cocinar espesa.
Manos a la obra:
Picamos muy fina la cebolla y el ajo y lo pochamos
con todo el cariño del mundo, sin prisa y a fuego muy lento, que se vaya
haciendo muy poquito a poco. Yo me demore casi 20 minutos, durante los cuales
pele los langostinos, los partí transversamente por la mitad, laminé el boletu
que reserve para el final e hice el caldo como sigue: en una olla puse un fondo
de aceite y puse las cabezas y las carcasas, las dore a fondo para potenciar su
sabor, las apreté bien y después las cubrí de agua para que cocieran y sacarle todo su sabor.
Una vez la cebolla y el ajo listo añado los boletus
laminados, salpimentamos y seguimos a fuego lento con la faena otro ratito
curioso. Durante este tiempo cuelo el caldo y reservo.
Pongo el vino, dejo que evapore el alcohol y añado
el arroz, rehogo y le pongo su caldito. Rectifico de sal por si las moscas.
4 minutos a fuego fuerte y el resto a fuego bajo,
cuando ya esté casi a punto le pongo el chorreón de nata líquida y muevo enérgicamente
con la paleta para aglutinar todos los sabores (a los amantes del queso
sustituir la nata por un buen queso que se funda con facilidad y sea muy suave
para no enmascarar los sabores). Reservar.
Campanazo final: En una sartén con un par de
cucharadas de aceite doré someramente los langostinos, simplemente para que tomen
color, con mucho cuidado de no pasarse y que se queden secos, los aparte y después marqué las láminas de los boletus.
Alea iacta est.
Veni, vidi, vici.
Me sigues poniendo los dientes largos con tus boletus, jejejej El otro día comimos Belén y yo níscalos pero nada que ver, ni fu ni fa, ya sabes... Me anoto el truquillo final, desde luego, una presentación fantástica! Un beso.
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