martes, 3 de diciembre de 2013

De lo malo que somos: de culo como los cangrejos

Esta entrada se la dedico a mi amigo Manuel Orta, por los buenos ratos que pasamos raqueta en mano

De culo, como los cangrejos.

Ayer tarde cuando sobre las nueve de la noche concluimos el partidillo de los lunes, mientras nos secábamos el sudor, tomábamos aire  y le pegábamos un tragito a la botella de agua, uno cualquiera de nosotros apostilló como el que no quiere la cosa:

-        -   Ahora que lo pienso, me estoy dando cuenta que llevo justo 10 años dándole a esto del pádel y, pensando en el partido que hemos jugado hoy, me estaba preguntando lo patético que resultaríamos cuando empezamos a jugar. Digo esto, no por nada, sino porque si ahora, después de 10 años de clases y 3 o 4 partidos semanales, cuando se supone que hemos aprendido algo, somos un auténtico desastre, entonces,  hace 10 años ¿en qué esperpéntica categoría estábamos? ¿cómo eran nuestros partidos de aquella época? ¿Os acordáis? ¿Todavía eramos peores que ahora ? Imposible ser peor todavía.

Si estamos deseando acabar para meterle mano a la birra

Los cuatro nos miramos y sonreímos, cada uno ocupado en sus particulares  ritos y labores, uno poniéndose el pantalón del chándal, otro recogiendo raqueta, muñequera y bolas; aquel cambiándose la camiseta sudada por otra limpia y maldiciendo el puñetero frío otoñal que te cala hasta los huesos, el último estirando para descargar los gemelos después del ejercicio; pero todos, todos, rumiando en silencio las palabras de Manolo.

Al final, Ignacio le puso el cascabel al gato.

-       -   Yo lo único que sé es que cada partido que juego  lo hago mejor que el siguiente que jugaré, que ya es decir. Concluyendo: estoy en franco declive; vamos que puedo asegurar sin ánimo de confusión que hoy juego peor que ayer pero mejor que mañana.

¡Joder, se puede decir más alto, pero no más claro! Hundidos en la miseria nos hemos quedado.
Con la agilidad felina de este me siento yo en la pista, y tan perdido como él
Muchas cosas han ocurrido en estos 10 años, empezando por una perogrullada: tengo otros 10 años a mis espaldas y encima 10 kilos más, que no es moco de pavo y tanto una cosa como la otra pesan largo y tendido; noto más el peso acumulado que el tiempo transcurrido, sobre todo cuando somos capaz de jugar un punto largo (cosa que no ocurre muy a menudo la verdad, porque fallamos más que una escopeta de corcho) un punto de esos  que te hacen ir de  la red al fondo y del fondo a la red, una y otra vez, persiguiendo la pelota por toda la pista, deseando que alguien defina de una puñetera vez y se acabe el suplicio y al fin, cuando eso ocurre, te quedas exhausto, galgueando y doblado con las manos en la cintura, en esa pose fatídica que  denota todas tus flaquezas. Porca miseria.

Tal como este te quedas, resoplando
No te cuento nada de si esto ocurre en el tercer set y después de una hora y cuarto de partido, oxigeno en vena me tienen que poner para rehabilitarme.

¿Cómo puede ser que nos volvamos tan mantas con el tiempo? Veamos un ejemplo práctico que me está matando, que me trae por la calle de la amargura. Siempre he rematado bastante bien, no para tirar cohetes, pero sí decentemente bien; siempre plano y con mucha potencia, casi siempre un golpe ganador y definitivo. Ahora también es casi siempre definitivo, pero para los otros. Llevo una tremenda racha requetenegativa donde los remates van invariablemente a la pared del fondo. Con lo grande que es la pista, pues nada, que no hay forma, a la pared del fondo y altitos para más inri. Ya me puede venir la bola a güevos que no hay forma, zambombazo y o bien mato al de enfrente o a la maldita pared de fondo. Me mosqueo, grito y me preparo mentalmente para la siguiente (eso sí yo no me amilano, faltaría más) “corrige Ricardo, corrige” mascullo y me repito  entre dientes mientras sigo la bola con la vista y cuando me llega la oportunidad, zas, raquetazo y a la jodida cinta. La p……..madre de la bola.


Cada vez que remato el de enfrente acojonado: O te quitas o te mato
Ese es solo un ejemplo y como ese podría poner un ciento: con las voleas, las bajadas de fondo, los globos, etc….un desastre, vamos, un atentico desastre. Así que los partidos se han convertido en un falla tú que a mí me da la risa, por cada punto que has ganado currándotelo haces siete por regalos del vecino y viceversa claro. Patético. 

Si esto fuese como en la tele con los partidos de Nadal donde al final ponen las estadísticas se vería un número:
Ganador del partido por 6-4, 3-6, 7-5 la pareja Ortas-Roldan. Estádisticas:
Puntos ganados de derecha: 2
Puntos ganados de revés: 3
Puntos ganados en la red: 3
Errores no forzados: 48
¡Coño, si estos han ganado los otros como son!


Las mismas estadísticas que nosotros. Faltaría más
Eso sí, si por unos de esos pequeños milagros que iluminan el mundo te marcas un puntazo, uno de esos golpes soberbios que ves dar asiduamente (como el que no quiere la cosa) a los profesionales por la tele y que tu en tu puñetera vida has logrado,  entonces es que levitas sobre la pista mientras vas a chocar la mano con tu colega a la vez que  comentas “ese no lo coge ni el Perona

Un día de estos seguiré contándoos mis cuitas.



2 comentarios:

  1. Hola, me acabo de reir como hacia tiempo que no lo hacia. Nunca pise una pista de padel pero si muchas e tenis y te entiendo. Formidable. Un saludo desde Murcia.

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    1. Me alegra haberte sacado una sonrisa. Gracias por la molestia de escribir un comentario, me encanta recibirlos. Un saludo de un manta padelero

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